El día que pillé una neumonía en un concierto de Rob Zombie

Cuando dicen que ir a los conciertos alarga la vida, tiene parte de razón; a veces es una experiencia algo peligrosa. 

Hace unos años Rob Zombie visitaba Barcelona junto a Soulfly y Powerman (la banda de su hermano), tenía curiosidad por ver al rey del freak metal en concierto y la verdad es que no defraudó. El norteamericano dio un gran concierto, adaptándose a las condiciones de una sala como la Razzmatazz. Por las dimensiones del recinto, no pudo desplegar toda su parafernalia, pero insisto, fue un bolo muy entretenido. 

Zombie, los allí presentes y un servidor no contábamos con unos enemigos inesperados: el calor y la humedad. Esos días en Catalunya hacía un calor sofocante y una humedad de campeonato; parecía que vivíamos en Vietnam más que en una ciudad mediterránea. 

La sala se llenó y el calor que allí se concentró fue infrahumano. No recuerdo sentir tanto sudor en mi cuerpo. La humedad era tan terrible que goteaba agua del techo, llegando a mojar el escenario. 

Todo esto está en mi memoria perfectamente, ya que elpropio Rob Zombie casi se mata en el escenario, al resbalarse por el charco de agua que se había formado debido a la humedad brutal reinante en el recinto; pedía desesperado que limpiaran con toallas todo el suelo.

Una de las partes que mejor recuerdo  fue la bajada del escenario de Zombie, apareciendo casi al lado mía con una lámpara que iluminaba su espectral cara, y de esa guisa se paseó entre el público con ese calor llegado del averno; la estampa fue irrepetible. 

Al finalizar el concierto, me quité la camiseta y la estruje; salió literalmente un chorro de sudor de ella. 

Ni que decir tiene que eso me pasó factura, a los pocos días contraje neumonía, estuve bastante jodido: fiebre de 40 para arriba durante días, me abrasaba el cuerpo. 

No solo yo sufrí las consecuencias de ese noche tan infernal, en una entrevista concedida a Metalcry(26/06/14), Zombie decía lo siguiente: 

Fue uno de los mejores shows de la gira, aunque hacía mucho calor. El techo goteaba y el escenario estaba todo resbaladizo, pero fue genial. Al final del concierto creí que iba a desmayarme. Hacía tanto calor, que estaba como temblando por la deshidratación”.

Pues nada como podéis comprobar, muchas veces ir a un concierto es algo arriesgado; pero sarna con gusto no pica.


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