Santiago Valenzuela: «Cuando creo una obra busco por encima de todo divertirme»

Entrevistamos a uno de los artistas en ilustradores más reconocidos de nuestro país: Santiago Valenzuela. Conversamos sobre su obra poniendo especial hincapié en su personaje más conocido: el Capitán Torrezno.

¿Cuál es el primer recuerdo asociado al mundo de las viñetas?

 Me imagino que la lectura fascinada de los tebeos que me compraban de chaval, que entonces se vendían en los quioscos. En concreto recuerdo esperar todas las mañanas el autobús para el colegio junto a uno de ellos, en el que tenían expuestos tras un cristal, como en una vitrina, o como en un altar, a mis ojos ávidos, los álbumes de Valerian y Blueberry de la editorial Grijalbo.

Has estado y estás presente en diferentes ámbitos del mundo de la ilustración, cómic, etc… ¿te consideras un artista multidisciplinar?

 Sí, me considero totalmente multidisciplinar, pero no por compaginar el cómic con la ilustración, cosa que apenas hago, nunca he sido un profesional de ese campo, siempre han sido colaboraciones marginales… sino porque el cómic en sí y por sí es un arte multidisciplinar, a mi entender el más interesante de todos, porque dentro de esa mezcla de lenguajes me parece que ocupa un punto de equilibrio muy interesante, no es una compuesto tan natural como el del cine, que es un híbrido del teatro y el paisajismo, digamos, amarrados por la fotografía, ni es algo tan artificial como la ópera, donde se mezcla todo a capón y con todas las licencias que permite el Gran Arte. En el cómic hay una mezcla de ingenuidad, de espontaneidad y de artificialidad que es única. Por supuesto estas posibilidades rara vez se aprovechan, pero bueno, siempre hay destellos aquí allá. Algún día el medio saldrá definitivamente del gueto cultural, se olvidará de formas narrativas dirigidas a adolescentes y tal vez viva su edad de oro. 

¿Qué buscas cuando creas una obra? 

Por encima de todo divertirme, que es la única forma en que, de rebote y por reflejo, le puede llegar algo de esa misma diversión al lector. Luego hay otras razones sin duda, más profundas, más animales: recibir elogios, que alguien te diga que eres un genio, pensar que tienes un papel o un lugar en el mundo, pero todo eso no tiene ninguna importancia y al lector no le afecta para nada.De todas formas, nadie se propone conseguir algo concreto cuando empieza a trabajar, ya sea denunciar o apoyar algo, un trabajo así afrontado no va a ninguna parte y puede ser considerado extra artístico. 

Has trabajado en revistas, ¿qué diferencias encuentras con respecto a trabajar para editoriales?

La diferencia fundamental es que para unas se trabaja, precisamente, y con las otras se colabora. Es decir en una editorial te pagan, aunque sea poco. En una revista no. De todas formas no sé si ya queda alguna revista, es algo más de los 90 y la primera década del siglo.

¿Cómo ves la relación actual entre artista y editorial?

 En España según mi experiencia es bastante cómoda. Pero es la comodidad que da la falta de compromiso y responsabilidad. No por ninguna de las dos partes, sino porque como es un oficio que no da dinero, que no reparte apenas dividendos ni recompensas, ni pecuniaria ni espirituales; no hay un gran público y los que se ganan la vida de verdad con esto son cuatro gatos, y decir cuatro ya es quizá demasiado. Pero esto, que le da a todo lo relacionado con el oficio un aire diletante y amateur, tiene al menos esa ventaja, no hay demasiadas fricciones o tensiones, simplemente porque no hay mucho que repartir. En cambio abundan las polémicas dentro del gremio, parece ser, a cual más absurda.Esa misma situación además, también se refleja en el tema de la libertad creativa. Como al final todo más o menos se vende igual, tampoco hay la tentación por parte de los editores de censurar, de sugerir o recomendar, esa es la parte mejor de esta situación. Que propicia que haya casi casi una libertad creativa total. Aunque es fruto de la indiferencia, como ya digo, pero es libertad a pesar de todo. La parte mala obviamente es que uno se dedica a esto más bien por amor al arte.

¿Qué opinas de las ayudas que el Gobierno ha concedido al mundo del cómic?

Me parece bien, como es lógico, ya que soy aspirante a recibir alguna y a trabajar, por una vez, por algo parecido a una retribución normal, o al menos un salario mínimo. Me parece que ya hay cierta polémica con el asunto, pero bueno, da la impresión de que últimamente no deja de discutirse sobre los asuntos más peregrinos, parece que hay una proporcionalidad inversa entre la entidad, importancia o la trascendencia del medio y sus creadores y la lata que damos, o mejor dicho que nos damos entre nosotros. Por suerte el público permanecerá ignorante de tan trascendentes asuntos. 

El cómic, ¿es un sector en crisis o siempre ha estado en crisis? 

En realidad en España no se puede decir que esté en crisis, porque para estar en crisis primero has tenido que estar digamos en salud, como dicen los médicos, y lo cierto es que ese estado de salud o bonanza que tuvo el cómic aquí es tan remoto que ya no se puede tomar como referencia. Además en esa época ni siquiera se llamaba cómic, eran tebeos, y los leían los niños y los adolescentes. 

¿En quién te inspiraste para crear al Capitán Torrezno?

Que yo recuerde no me inspiré en nadie en particular, pero quizá sí en general, supongo que derivará de una multitud de borrachines de barrio con los que me he cruzado a lo largo de la vida, aunque ninguno de ellos tendría la desgracia de apechugar con un cabezón semejante al suyo. Pero en fin, el personaje también pretende ir un poco más allá del costumbrismo y del estereotipo,

¿Cúal es la trama que más te gusta de la serie de la que estamos hablando? 

La parte que más me gusta dibujar es la que podríamos llamar onírica, los trances en los que cae de tarde en tarde el capitán y a través de los cuales recuerda su vida pasada y la forma en que llegó allí. Son los momentos más sueltos en cuanto a dibujo y escritura, pero por desgracia no se puede abusar de ellos.

¿Cuál es el artista que más te ha influenciado en tu obra y por qué?

 Supongo que Moebius, al que descubrí en un suplemento, un fascículo que publicaron en el diario El país hace 40 años o así, como parte de una Historia del cómic que creo que dirigía o coordinaba Javier Coma. Allí apareció de repente Mayor Fatal, que es como el prólogo o la preparación de El garaje hermético; tendría 14 o 15 años quizá, quizá algo más, recuerdo que me pasé toda la tarde emborronando páginas, tratando de imitar lo que acababa de ver. Y podría decirse que es lo que he seguido haciendo toda la vida, con resultados por desgracia bastante lamentables en cuanto al dibujo, muy lejos de conseguir un mínimo acercamiento. 

En Mautorland también hablamos de música… ¿cúal es el álbum que te ha tenido más enganchado y por qué? 

Pues voy a decir un disco que fue de los primeros que compré en la vida, que me sigue pareciendo la cumbre de la música popular moderna y que paradójicamente llevo sin escuchar 20 años o más porque me trae demasiados recuerdos. Astral weeks de van Morrison, que además el otro día tocó aquí en Madrid.

Dedica una canción a tu mejor amigo y dinos por qué la has elegido…

La verdad es que no se me ocurre nada así a bote pronto, como ya se habrá visto soy el típico tipo retorcido e inseguro que se pasa la vida intentando hacerse el listo y el enterado, y en el fondo la música es algo que se me escapa, la disfruto mucho pero nunca he podido ir más allá de lo que sería un gusto bastante convencional, algo que temo se trasluzca en mi respuesta y me retrate. Pero puestos a improvisar y aprovechando estas fechas recomendaría Summer feeling de Jonathan Richman and the modern lovers. Una condensación pura de añoranza juvenil y estival. Pero tiene que oírse en la versión corta y con coros.

Para los seguidores de Mautorland, ¿por qué deberían acercarse a la obra de Santiago Valenzuela?

Porque es el billete de entrada a un mundo desconocido que, al menos a algunos de ellos sé que les gustará conocer. 

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