“Romance”, el amor infinito de Fontaines D.C.




Otra gran banda que nos llega de Irlanda. Ya era de sobra conocida su calidad, pero con este “Romance” cuarto álbum de los dublineses Fontaines D.C. acaban de llamar a las puertas del club de los
elegidos. Una formación que si nada se tuerce nos tiene que dar muchas alegrías en los años venideros siendo los portadores de la antorcha del nuevo rock europeo.

Haber entrado en el sello XL, nada menos que la casa de Radiohead y The Prodigy, ya era una declaración de intenciones sobre lo que querían hacer con este disco tan enorme. A esto debemos añadir la
aportación en menesteres sónicos del gran productor James Ford, ex Simian Mobile, y productor de bandas del tamaño de Arctic Monkeys y Blur. En definitiva todo suena en su sitio y como tiene que sonar.

Este ahora sexteto, busca reinvindicarse como una banda adulta y lejos de los estereotipos que se le imponían al nombrarla por mucha gente heredera de las bandas pop/punk de toque juvenil anglosajonas.
Su dirección es clara y buscan abandonar artificios que no sirven para nada, para ahondar en unas canciones muy elaboradas y hechas a conciencia. Un álbum plagado de singles exitosos que por si solos ya deslumbran en una sola escucha.

“Romance” busca en el sentimiento humano y crea unas atmósferas propicias para ello. Mucha guitarra acústica, mucho lirismo en las letras, si me permitís hasta con un cierto punto dramático, hace que todo el conjunto sea de un gusto maravilloso. Solo apto para melómanos sin remisión.

No todo tiene un tono melancólico, el disco rezuma también mucha energía y optimismo. Muestra de ello son temas como “Starbuster” con un sentido del ritmo maravilloso, o la imaginativa “Here’s The Thing” donde la voz de Griam Chatten parte la pana sin discusión alguna. Un tipo con una voz casi perfecta y con unas tonalidades dignas de estudio.

Ejemplo de lo que antes comentábamos sobre el dramatismo y fuerza sentimal del álbum lo encontramos en uno de los puntos álgidos del mismo, la estupenda “In The Modern World”, muestra a la banda en la dirección que quieren asumir. Un tema con unos coros alrededor de la voz de Chatten que edulcoran de sentido épico todo el corte. Sigue este estilo la evocadora “Bug”, canción bella y grandilocuente donde se plantea el tema del compromiso, algo que en estos momentos es casi como encontrar el santo grial.

El tono oscuro lo llevan al extremo con “Death Kink”, aquí de nuevo la voz de Grain es excelsa y te sumerge en un plano casi asfixiante y demoledor, canción para escucharla una y otra vez.

No me quiero olvidar de la alternativa “Motorcycle Boy”, sonidos zigzagueantes que te embriagan con una guitarra acústica como maestro de ceremonias. Canción extraña pero que a la vez te atrapa a la primera.

Baladón de primera en la canción más bella del álbum “Horseness In The Whatness”, se sumerge en un mar de violines que hace que tu mente vuele hacia otros paraajes de manera instántanea. Voces y
guitarras se cruzan en planos de factura tridimensional difícil de asumir.

Dejamos para el final comentar la tremenda “Favourite”. Unas guitarras eléctricas hacen de guía para un tema que nos despierta la vena artística y nos entran ganas de salir a la calle a bailar. Una canción que narra la infancia marcada por el gobierno de Margaret Thatcher y que nos envia de lleno a rememorar bandas del pelaje de The Smiths o los mismísimos The Cure.

Este “Romance” marcará de manera clara el devenir de la carrera musical de Fontaines D.C. Un álbum que tiene un difícil primera escucha pero que a medida que te acercas a él, te atrapa hasta el final
del mismo.

Merece la pena discos cómo éste. Música libre de convencionalismos y hecha para romper de manera total el aburrido panorama musical que muchas veces nos propone la industria musical. Esperamos que
Fontaines D.C. no se tuerzan y sigan en esta senta tan clarividente musicalmente hablando.

 

 

 


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