33 Vueltas Para La Revolución: “Sladest” – Slade
Ilustración Alberto Piedrafita
Antes, primero una canción, después un disco completo marcaban tu vida, tu forma de ser, y sobre todo de afrontar el día a día entre el olor a libros de texto, a sotanas viejas y temibles, a lápiz y goma de nata. Cuando eso pasaba ya quedabas marcado para siempre. Antes era 1973 y tenías 13 años. Y hoy, con muchos mas a la espalda, reconoces en cada nota que sale de tu guitarra el poso de aquella semilla que no para de brotar. Antes fueron ellos, y después vendrían muchos mas, pero ellos antes que nadie. Antes, mi hermano y yo, con la oreja pegada al viejo transistor escuchamos aquella canción que decía “mama weer all crazeenow” ( mamá todos estamos locos ahora) y entre emocionados, confusos y eufóricos aprendimos a encajar para toda la vida cuando mamá nos decía “estáis locos”, con una sonrisa de complicidad y un cosquilleo que nos recorría desde los pies hasta esa cabeza que empezaba a soportar el peso de unas futuras melenas. Antes el locutor hablaba de unos ingleses llamados Slade cuyas canciones estaban llenas de faltas de ortografía puestas a propósito, quizás para vengarse de esas sotanas que tanto insistían en lo contrario. La voz sonaba como una serrería a pleno gas, las guitarras sangraban riffs y la batería competía con la voz a base de redobles imposibles. Había un bajo pero no sabíamos muy bien que tipo de instrumento era. Ya todos queríamos ser guitarristas, bajistas no, por si acaso.
Y luego vino el disco entero, “SLADEST”, una joya de la historia del rock. Y esa banda se convirtió en referencia de grandes grupos de todo el mundo que se rindieron a sus modestos pies y reconocieron el valor que tuvieron para ellos. Desde Kiss hasta Oasis, pasando por unos Quiet Riot que hicieron volver al nº 1 muchos años después su himno de batalla “cum on feel thenoize”. Ven y siente el ruido, decían, gritaban. Y nosotros losentíamos, vaya si lo hacíamos, con pasión. Ruidosos, de aspecto incluso hortera, con flequillos cortados a bocados de rock, tacones de vértigo y ropa que dañaba a la vista. Puro glam. Lo suyo no eran canciones, eran aullidos salvajes camuflados de himnos. “Gudbuy t’ Jane”,” Skweeze me pleeze me”, “take me back home”, “coz i luv you”…. Directos al número uno y a nuestro número uno particular. Por eso en la gramola de los billares sonaban sin parar, una vez tras otra como una plegaria que a la mañana siguiente volvería a sonar a patio, a velas, a balón de cuero y a bocadillo de chocolate.
Antes era así de fácil para nosotros. Y así de difícil. Por eso en algún hueco de nuestro corazón seguimos siendo antes.
Grupo: SLADE
Disco: SLADEST (polydor, 1973)