La importancia de Andi Deris en Helloween

En 1993 en el seno de la banda germana Helloween aconteció un terremoto. Nada menos que su vocalista, Michael Kiske, era expulsado de la formación por las grandes diferencias musicales que le separaban del resto de integrantes del grupo.

Lanzar un álbum tan caótico como “Chamaleon” (1992), fue la gota definitiva que colmó el vaso. Kiske decía adiós y Helloween se encontraba ante la mayor encrucijada de la historia.

La elección no era nada fácil. No en vano Kiske era uno de ls vocalistas más reputados y con mejor voz de la escena metalera mundial; era sencillamente parte del sonido de la banda teutona.

Apareció por el horizonte un tal Andi Deris, no es que fuera un completo desconocido, pero pertenecía a una banda de segundo nivel como Pink Cream 69.

El milagro se obró. La voz de Deris más grave y rasgada, empastó a la perfección con el sonido de Helloween. Su debut en 1994 con “Master Of The Rings”, llevó de nuevo a Helloween al lugar de dónde nunca tuvo que salir.

Lo mejor estaría por llegar con álbumes maravillosos como “The Time Of The Oath” (1996) posiblemente uno de los mejores de la discografía de Helloween, “Better Than Raw” (1998) o el oscuro y agresivo “The Dark Ride”.

La voz más áspera de Deris, endureció a su vez el sonido de la banda, llevando su estilo a lugares más contundentes y oscuros.

Lo más importante de la aportación de Deris ha sido su humildad. Ha aguantado con estoicismo las comparaciones odiosas con Kiske, sirviendo de revulsivo a la banda cuando se encontraba en las horas más bajas.

Como frontman no tiene precio. Simpático, directo y cálido con la gente, es una partida que gana de calle a Kiske.

Con la parroquia española es especialmente amable. Desde hace años vive en Tenerife, donde tiene un estudio de grabación. Allí ha grabado álbumes de Helloween y los suyos en solitario.

No le ha importado que volviera Kiske. Ha dejado su ego a un lado, y ha comprendido mejor que nadie que la unión en este caso hace la fuerza, y sobre todo la pasta.

Un grande Deris, un grande que tenemos que darle el lugar que se merece.

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