Antonio Banderas, un merecido Goya por meterse en la piel de Almodóvar

El pasado sábado se entregaron de nuevo los Premios Goya. En esta edición número 34 la gran triunfadora fue sin ningún género de dudas “Dolor y Gloria” de Pedro Almodóvar. De todos los premios recibidos queremos poner la mirada en el de mejor actor. Este galardón fue a parar a manos de Antonio Banderas, su primer Goya por un film, ya tenia uno pero era de “Honor”.

Banderas acometió en este film su trabajo más logrado. Un papel que lleva a niveles de perfección grandiosos, convirtiéndole en un grande, si no lo era ya antes. Su interpretación haciendo de alter ego de Almodóvar, es de las que pasarán a la historia del cine. No solo por el trabajo del fantástico actor malagueño, sino por lo especial del rol acometido.

Pocas veces en el séptimo arte, un actor se ha visto en la tesitura de interpretar al director de la misma película, con el que además guarda una relación muy especial durante décadas. Los dos han crecido juntos en el mundo del cine, pasando mil vicisitudes y también alegrías. Meterte en el papel de una persona tan cercana, a simple vista debe resultar fácil, pero es todo lo contrario. El actor debe meterse en la piel de alguien al que conoce mucho, y debe de hacer un esfuerzo supremo en despojarse de la subjetividad que le une al sujeto principal, para intentar en una vuelta de tuerca magistral mirarlo desde fuera, y adentrarse en él como si nunca lo hubiera conocido, sólo así puede dar impronta de verdad.


Banderas clona a Almodóvar desde una perspectiva muy humana. Su mirada, gestos, manera de hablar, todo creado como una maqueta milimétrica, que a la vez se acerca de manera cuidadosa como si contemplara a un cuadro del que no quiere perder detalle. Cualquier acto impulsivo o tomado por cuenta del actor para reflejar el alma del director, es una licencia que no se puede permitir Banderas; su viaje es en una sola dirección, lo objetivo amando a lo subjetivo.

Banderas ha cosechado un sin fin de premios por este papel. El último este merecido Goya. El último escalón es el Óscar, un premio que sería para él sin discusión, si no estuviera en el camino Joaquin Phoenix y su “Joker”. A título personal, sin desmerecer el tremendo papel del villano de D.C. el trabajo del actor español tiene un punto de magia del que carece el de Phoenix.

Banderas reúne en este papel los otros papeles que ha encarnado en otros films de Almodóvar, “La Ley del Deseo”, “Átame”, para hacer su gran obra maestra, que coincide a su vez con un homenaje a un amigo, y compañero de vida. A todo este círculo maravilloso debemos añadir el momento vital en el que se encontraba el actor, recién salido de un ataque al corazón que apuntó estuvo de acabar con él. Almodóvar y Banderas se juntan en una catarsis personal para alumbrar una gesta que se recordará para siempre.


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