“The Mauritanian”, la vergüenza de un país ante el espejo

Estamos en pleno siglo XXI, y las violaciones de los Derechos Humanos no cesan. Podríamos mirar hacia cualquier punto del globo terráqueo y descubrir con pavor, cómo se siguen perpetrando abusos sin medida antes ciudadanos desprotegidos ante la acción sin filtro del Estado de turno. La denuncia de estas situaciones se puede realizar desde diferentes ángulos. Uno de ellos es el cine, y “The Mauritanian” un claro exponente de ello.

El film dirigido por Kevin MacDonald, e interpretado en sus principales papeles por Jodie Foster, Benedict Cumberbatch y Tahar Rahim, es una mirada cruda ante la ignominia del campo de detención en Guantánamo, donde fueron encarcelados sin juicio previo alguno 799 presos, dejados al arbitrio militar norteamericano y sometidos a toda clase de tortura. La película de basa en la historia relatada en el libro “Diario de Guantánamo” escrito por uno de los detenidos allí, el mauritano Mohamedou Ould Slahi. Libro censurado en muchos países, por contar la verdad cruda e hiriente de uno de los episodios más lamentables de la historia reciente de la humanidad.

El film dirigido de forma impecable por MacDonald, ahonda en todo el proceso que se llevó a cabo por la abogada Nancy Hollander, Jodie Foster, para poder sacar de ese infierno a Slahi. Debemos resaltar el impresionante papel que realiza Tahar Rahim, dando credibilidad absoluta a la locura vivida por él en ese maldito centro de internamiento. La figura del fiscal militar Stuart Couch, encarnado en Benedict Cumberbatch da el contrapunto perfecto para hacer que este relato llegue de manera potente al espectador.

El punto fuerte de la narración, a parte de las torturas que podemos presenciar y duelos interpretativos entre grandes actores, es cómo ha conseguido el director poner el foco en la Administración Estadounidense y su manera de gestionar el caso. Todo el mundo achacaba la existencia de ese lugar horrible a George Bush Jr. y Dick Cheney, cierto es que ellos lo crearon, pero la llegada de Obama no mejoró mucho el panorama. El film pone frente al espejo la vergüenza de un país ante este asesinato y mancillamiento sistemático de los Derechos Humanos. No hay ninguna bandera que pueda aguantar esto, ni tan siquiera con la excusa de los atentados del 11 de Septiembre en las Torres Gemelas de New York. Nada justifica la tortura, vejación y humillaciones durante años de tantas personas, a las que no se les dio la oportunidad de un juicio justo. Nada puede justificar el no dar la oportunidad a la gente de defenderse ante un Tribunal.

La figura de Slahi es la figura que representa todos y cada uno de los presos que pasaron allí. Personas con familias, con un pasado, con una vida y sin ningún futuro. Dejados a merced de un país que buscaba venganza sin reparar en sí eran inocentes o culpables, y lo que es peor con la connivencia de muchos países, que miraban de manera vergonzosa para otro lado.

Una película que pasó desapercibida en los Óscars, siendo una de las mejores del año. Normal, poner a todo un país, como decimos, ante el espejo y hacer que no puedan mirarse a los ojos por una vergüenza tan grande, no es plato de buen gusto. Hasta la Meca del cine tiene sus límites, y este es un trago muy difícil de digerir.

Muy recomendable. Sobre todo porque hay que seguir creando conciencia en la protección de los Derechos Humanos. Seguir luchando por ellos, es seguir creyendo en la humanidad.



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