Crítica: “Abandon All Faith” – Strigoi
Diez años dura ya la travesia de Gregor Mackintosh (Paradise Lost) por las profundidades del metal extremo. Una travesía que comenzó en 2010 en un garito inglés llorando la dolorosa muerte de su padre junto a su amigo Hamish Hamilton Glencross (ex-MDB) creando el proyecto Vallenfyre. Fraguado en dolor y canalizador nihilista con final pactado en el tercer disco, en principio luto suficiente para un Mackintosh que proyectaba desolación y rabia a través de guitarra y garganta en una amalgama de subgéneros como el death, doom o el crust con la crudeza como denominador.
En Septiembre de 2018 Vallenfyre daba su último concierto y certificaba su muerte, llorada por unos pocos se incumplía la máxima de la antigua tradición rumana provocando la floración del futuro Strigoi.
En Strigoi, Mackintosh se ha aliado con Chris Casket (Devilment y ex-ENT), quien se ha encargado de las letras, ya fue bajista en directo de Vallenfyre, además de contar con el batería Waltteri Väyrynen (Paradise Lost) para la grabación de”Abandon All Faith”. Disco que difiere poco de la trilogía Vallenfyre, de hecho estos ya habían dado varias vueltas al concepto strigoico, pero que goza de un marcado halo tenebroso blackened entre tanta suciedad OSDM rural, centrando un poco el tiro y mejorando la ambigüedad estilística de la difunta banda.
12 cortes componen el disco, destacando el adelantado “Phantoms” que define el concepto y sonido diferenciador. Es introducido por la agobiante “The Rising Horde”, contiene crudeza e imaginería made in Mackintosh (guitarrista), velocidad sin vértigo, poderosa base y voz sumergida perfectamente empastada. Rotting blackened death metal de quilates. O “Plague Nation”, en la misma linea, con tremolazo, breakdown terrorífico y batería demoledora.
La cara siniestra/doom la ponen “Carved Into Skin” y “Abandon All Faith”, dos buenos slow tempos de atmósfera tremebunda y depresiva con Mackintosh grandioso en el gutural.
“Enemies of God” supone la delgada línea roja entre Strigoi y Vallenfyre, recordando a estos últimos pero también novedosa. Lo de novedosa es un decir ya que es un tema con influencia Celtic Frost pero dinámica y con mucho golpe.
El resto del disco tiene buenos detalles pero recuerda demasiado a Vallenfyre y sus marcadas influencias. En la vertiente inglesa (Napalm Death), sucias, desfogadoras, casi crusteras están “Throne of Disgrace”, “Nocturnal Vermin” o “Scorn of the Father”. Death metal cazurro que pasa por momentos al ralentí. O en la vertiente Death´n´roll (Entombed/Carcass) en “Iniquitous Rage”, “Seven Crowns” o “Parasite”.
Gregr Mackintosh es uno de los guitarristas mejor valorados por mí y me alegra saber que ha cogido el gusto al metal extremo mas podrido. Ha formado un buen binomio con Casket, asegurando la continuidad del nihilismo adquirido en la última década, pero cambia el enfoque y ya no habla desde el dolor sino desde el disfrute del odio.
Sello: Nuclear Blast