Crítica: “Boneshaker” – Airbourne

“Boneshaker” supone la quinta muesca en la carrera discográfica de los australianos Airbourne.

Mucho ha llovido desde aquel “Runnin´ wild” que voló la cabeza a medio mundo. Poco a poco la banda se ha hecho cada vez más grande hasta el punto de que están muy arriba en los festivales que se celebran en épocas estivales.

Lo que, en un principio, surgió como la versión B de AC/DC, ha tomado entidad propia y ya mira de tú a tú a las grandes bandas de todo el globo.

Evidentemente, no han descubierto la rueda, esa rueda ya estaba inventada por la banda de los Young, y tampoco podemos decir que estemos ante el mejor trabajo de la banda, pero, si de actitud rockera se trata, a los hermanos O´Keeffe no les gana nadie.

A veces, y creo que ya lo he dicho en estas páginas, lo mejor que se le puede pedir a una banda es que no evolucione, o, sólo lo justito. Eso es lo que yo le pido a Airbourne, que cada cierto tiempo nos regale una colección de 10 ó 12 canciones que, le pese a quien le pese, tumban a cualquiera de los últimos discos de Angus y compañía. 

Y es que Airbourne tienen todavía algo que de lo que ya adolecen los aussies por antonomasia, que no es otra cosa que frescura. Y de esto, en “Boneshaker” tenemos a raudales, desde la inicial homónima hasta la cañera “Switchblade angel”. Aquí encontrarás temas de entre dos minutos y medio a tres y medio que no dan tregua, incluso el resultón “Blood in the water” no llega a los 150 segundos.

El sonido del álbum, como siempre, impresionante, contando esta vez con un productor que no está especializado en este tipo de género, pero que sabe lo que se hace (Dave Cobb).

Así que, ya sabes, si quieres caña, este es tu disco, pero si lo que quieres es dulzura y suavidad, no te acerques a este artefacto, te puede dañar.

Sello: Spinefarm Records

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