Crítica: “Death Unchained” (Nexorum)
El afán excesivo por clasificar todo de un plumazo creando estereotipos o clichés muchas veces juega malas pasadas. En la música, ni en España todos somos flamencos ni en Noruega solo hay bandas de unholy black metal ni en Polonia inventaron el blackened death metal. Con este pobre argumento pero realizando el esfuerzo de escuchar novedades en busca de algo potable este puto año, he encontrado la atractiva propuesta de Nexorum en su debut “Death Unchained”.
El quinteto noruego, con algunos miembros de Keep of Kalessin como anzuelo, obligándome de nuevo a hacer el esfuerzo de no verme condicionado por este dato ya que no hubiera escuchado este disco, también cuenta en sus filas con Terje Olsen a la voz, al que los más cafres recordarán del trabajazo “Chtonian Lifecode” (2004) de los deathmetaleros Chton, también de Trondheim.
Lo que ofrece “Death Unchained” y donde reside su atractivo para mí, básicamente, es en su tremenda capacidad de atraparte en su primera escucha y querer seguir desgranando posteriormente cada uno de sus temas. Esa misma sensación que me produjo “World ov Worms” (2002) de Zyklon o “Satanica” (1999) de Behemoth cuando aún era presa fácil de nuevos sonidos fusionados próximos a la extrema. Eso es precisamente lo que transmite Nexorum en su debut, una adaptación sencilla, de fácil digestión y con clase, con esa base blackened death metal de concepto diabólico en latín pero a la vez grooveta, una mano (izquierda) tendida a futuros adeptos de la extrema.
Doce minutos iniciales aplastantes abren “Death Unchained”, empezando por su primer y currado adelanto “Saligia Moralis Codice”. De concepto un tanto trillado (recomiendo la escucha de “Saligia” de sus paisanos Aeternus en plena crisis existencial) que se encargan de embellecer a base de ricos acordes menores nórdicos, estribillo pegadizo y un gutural death para hacer la comunión con el black. Carta de presentación ideal tanto individual como colectiva, perfecta para un sound check. Sigue el frenético “Procession of the Damned”, blackened puro cuyos slides me han recordado a lo mejor que he escuchado del estilo este año, el “King of All Demons” de Tribe of Pazuzu. Perfecta a alta velocidad como en los pasajes más comedidos, buena tensión ambientada, gélidez autóctona, un puente golpeante y escalofriante y multiregistro vocal poderoso para pintar un viaje dantesco en forma de temazo. Cierra el fulgurante inicio “Great Horned King”, combinando buenas velocidades death con grooveo a lo Soulfly hasta el puente, que tras gruntazo intimidatorio, te destroza un breakdown que transforma el tema en pura adoración ritual adentrándose en terreno ocultista recordando a Keep of Kalessin en lo oriental, pero bien, y haciendo que te rindas a los encantos del maestro cornudo con rondalla final.
Además de este incio, destacan temas como el que da titulo al álbum, con estribillo desbocado, de nuevo golpeo imparable del desconocido para mi Vidar Lehman y un solazo oriental espectacular de Roger Isaksen, donde brillan las notas altas necesarias en el blackened aportando esa atmosfera tirana y ominosa. O “Antediluvian Purification”, cortita y al pie, tremolo OSDM para acabar grooveando con bellas galopadas de ride como nexo, clásico y moderno de la mano y sin generar pastiche, mucho mérito. O la mejor de todas, «Luciferian Descent» con ese órgano protagonista y el coro ominoso, rememorando los años de Eternal Silence del bajista Wizziac, armonizan la avalancha sónica de arpegios cortantes, voces dobladas y un golpeo bestial junto a dos breaks para enmarcar que por momentos rozan el nivel mostrado por mis adorados Vltimas.
El resto del álbum es una pequeña colección de intentos fallidos donde sobretodo echo en falta la fuerza y contundencia como quinteto, ese chorro fundamental del blackened, pero tienen buenos detalles como la plástica y psicológica a lo Enthroned «Cataclysmic Rebirth» o los intentos de thrashear en «Retribution» o «Diaboli Stragis».
En resumen, y por si me he explicado mal, «Death Unchained» es todo menos experimental, es un buen disco accesible en la frontera de la extrema en el que estos noruegos, sí, noruego y accesible en la misma frase, han sabido conjugar su bagaje y brindar un buen trabajo dinámico donde prima el blackeo para toda la familia.
Sello: Non Serviam Records