Crítica: “Tightrope” (Cactus)

Menuda sorpresa me he llevado al redescubrir a Cactus. Simplemente me “sonaban”, pero no sabía muy bien qué había sido de ellos durante tantos años. Cactus fue una banda (surgida en Nueva York allá por el 1969, tras la disolución de Vanilla Fudge) que no llegó a saborear las mieles del éxito que sí tuvieron algunos de sus contemporáneos como Free, Zeppelin o Bad Company, pero que, después de un parón de más de 30 años (cuando publicaron “Ot ‘N’ Sweaty” en el 72), han seguido (a trancas y barrancas) sacando discos durante los últimos años.

“Tightrope” es un gran disco de hard rock clásico, en el que siguen sonando con fuerza y contundencia, con ese potente sonido blues rock que sirvió de referencia para bandas como Van Halen, Ronnie Montrose, Anvil o The Black Crowes. En este caso, Cactus pueden alardear de tener un sonido con reminiscencias británicas y norteamericanas a la vez.

Para la grabación de este “Tightrope”, Carmine Appice (miembro fundador de Cactus en 1970) ha contado con dos viejos compañeros de fatigas, como son Jimmy Kunes a la voz y Randy Pratt en la armónica. También aparece Paul Warren a la guitarra y voz (un músico que ha estado con Rod Stewart, Tina Turner, Joe Cocker, etc.). Al bajo, James Caputo, y como invitados tenemos al guitarrista original de Cactus, Jim McCarty, y el cantante Phil Naro.

Sin duda, hablar de Cactus, es hablar de Carmine Appice, quien en su larga y prolífica carrera ha colaborado con monstruos de la talla de Jeff Beck, Rod Stewart, Paul Stanley, Ozzy Osbourne, Pink Floyd, Pappo, y un largo etcétera. Y que, por supuesto tiene el mérito de fundar Vanilla Fudge, los mismos Cactus, y de liderar King Kobra a mediados de los 80. 

Sobre el disco, destacar algo que no es muy común: aunque habrá quien se decante más por unos más que por otros, la clave está en que no hay ningún tema malo.

Arranca el disco con el tema que titula el disco “Tightrope”, un gran corte con un potente riff para quitar las legañas al personal. Y a continuación nos sorprenden con la versión del clásico “Papa was a rolling stone”, de The Temptations, que les queda como un guante. Por supuesto, mucho más rockera y con más mala leche, y que no desmerece para nada, comparándola con la original. Con “All Shook Up” tiran de oficio y se marcan un rock’n’roll de los de toda la vida, con un gran final. Y llega la hora de un blues con “Poison in Paradise”, un temazo tremendo.

Una intro de batería da paso a otro gran rock’n’roll, llamado “Third Time Gone”, algo que nos suena a mil cosas anteriores, pero que gracias a esa armónica que sobrevuela durante los casi 5 minutos del tema, consigue darle un aire divertido. Vuelven a los riffs clásicos del hard rock con “Shake That Thing”, que saben cómo manejarlo para conducirnos por las carreteras del sonido de la costa oeste de los USA. Con “Primitive Touch”, siguen imprimiendo una 5ª marcha al disco. En mi opinión, gracias a esa mezcla de riffs rockeros con toques funkies, consiguen uno de los mejores cortes del disco. Y de pronto nos trasladan a los 70 con “Preaching Woman Man Blues”, un tema que parece sacado de esa década, pero que nos sorprende con un final en todo lo alto. 

Arranca otro de los mejores cortes del disco. Se trata de “Elevation”, donde juegan también a mezclar rock con funk, y nos muestran la fuentes de la que han bebido multitud de bandas actuales, y como en la anterior, se vienen arriba con un final tremendo. Y llega “Suite 1 & 2: Everlong, All the Madmen”, una balada (con partes muy experimentales y algo psicodélicas) tan larga como su título (7:31”), que nos recuerda a algún tema clásico de Journey o UFO. Con “Headed for a Fall” vuelven al rock’n’roll desenfadado y burlón de otros temas, y nos dejan con muy buen sabor de boca finalizando con “Wear It Out”, otro acierto que tiene toques que nos transportan al siglo pasado.

Para finalizar, observamos que todos los temas son más bien largos, pero… que no cansan ni aburren. Todos ellos, tienen multitud de partes, y no veo que sobre nada en ellos. Además, aunque al escuchar la mezcla final y la producción, se nota quien lleva las riendas del proyecto (el gran Carmine Appice), todos los músicos tienen sus momentos para demostrar que la veteranía es un grado en la escena.

Recomiendo un par de escuchas. No creo que os defraude. Y, como siempre, a un volumen aceptable. Si hay bourbon, mejor que cerveza. 

Sello: Purple Pyramid

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