Crítica: “Too Mean To Die” (Accept)

Hubo un tiempo, muy lejano ya, en que esperaba ansioso cada álbum de Accept, que nos regalaron antaño una trilogía de discos apoteósicos, a saber: “Restless and wild”, “Balls to the wall” y “Metal heart”. A partir de esa trilogía, lo demás no estuvo mal, pero el nivel ya no era el mismo y, como consecuencia de su bajada de nivel vino la separación y la partida del mismo de Udo Dirksneider, aunque más adelante volvería de nuevo a poner su afilada voz en más canciones del grupo. Desde hace más de 10 años, el puesto de cantante lo ocupa Mark Tornillo y hay que reconocer que una buena parte del gran momento de la banda tiene mucho que ver con él.

Es cierto que de los históricos de la banda sólo queda ya Wolf Hoffmann, por lo cual mucha gente renegará de esta reencarnación que dura más de una década. Pues allá ellos, porque la esencia Accept sigue ahí mantenida por el guitarrista teutón. Peter Baltes, fue el último en saltar del barco de los históricos y lo que podía parecer que iba a significar una bajada de nivel por el peso del bajista en la historia de esta banda, resulta que ha sido todo lo contrario. 

“Too mean to die” es un disco muy superior a “The rise of chaos” y está a la altura del primer disco que Tornillo grabó con Accept, “Blood of the nations”. 

No puedo decir que disfrute tanto con esta obra como con la trilogía mítica, pero sí que es admirable que después de más de 40 años de historia la banda mantenga un nivel tan bueno. Como curiosidad, para este disco han incorporado un tercer guitarrista que, si bien puede parecer una burrada a priori, viendo el resultado, no lo es tanto. 

En el álbum no encontrarás ningún tema de relleno, cosa que si ocurrió en sus dos obras precedentes (aún teniendo buen nivel), empezando con un pepinazo tremendo como “Zombie apocalypse” que te hace querer seguir ahondando en lo que va a venir después, que no son otros que dos temas potentes y bien construidos como “Too mean to die” y “Overnight sensation” con un gran estribillo. 

Si Tornillo es uno de los aciertos de Accept (no hay mas que oír su gran nivel vocal), qué se podría decir de Hoffmann, que, contra viento y marea, ha sacado adelante este proyecto que hubo momentos en los que parecía que iba a naufragar. Es para quitarse el sombrero con el, a mi entender, infravalorado guitarrista.

En este disco encontrarás todos los clichés que siempre han acompañado a las obras de Accept, desde esos riffs afilados, marca de la casa, hasta esos coros grandilocuentes que tanto visten las canciones o los ecos clásicos de la guitarra de Wolf. 

Poca pausa hay en estos surcos, sólo la acertadísima “The undertaker” y la power ballad “The best is yet to come” ponen el freno a los ritmos desenfrenados que, las cosas como son, siempre han sido mis favoritos de la banda, entre ellos “Symphony of pain” y “Not my problem” destacan.

¡Si hasta la portada me ha encantado, con esa serpiente en estado agresivo!

Todo un placer ver cómo estos grandes veteranos (Hoffmann y Tornillo) pueden dar todavía lecciones de actitud rockera a más de una estrellita joven.  

Sello: Nuclear Blast

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