Cult Of Luna nos llevan a otra dimensión con “A Dawn To Fear”

Si algo define a Cult of Luna es la palabra fiabilidad. La banda sueca nunca defrauda desde que en 2000 vieran la luz sus primeras creaciones en el split con Switchblade y en 2001 su primer disco, el homónimo. Desde entonces los de Umea no han parado de deleitarnos con sus obras, unos trabajos con los que tranquilamente puedes cerrar los ojos y teletransportarte a otra dimensión. Entrar en trance, mirar en tu interior con una banda sonora especial, con ese sonido que muy pocas bandas son capaces de conseguir de una manera tan perfecta. Y por supuesto Cult of Luna es una de ellas. El recién lanzado A Dawn to Fear es un ejemplo más.

El álbum te atrapa desde el primer segundo con The Silent Man, una canción de diez minutos y medio en la que ya podemos vislumbrar los derroteros por los que va a ir este disco, con unas guitarras y una voz muy potentes. Una de las canciones más fuertes de este trabajo.

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Es un álbum pesado, dicho esto en el buen sentido. Se crea un halo de sonido que en prácticamente ningún momento de este trabajo se va a abandonar. Porque incluso en las partes más tranquilas la batería genera ese fondo, ese ambiente lúgubre, como en la canción que da nombre al disco. Un tema que arranca incluso con un puntito de terror, sin ninguna prisa, creando una sensación de dolor y fragilidad acentuada por la voz y que va aumentando a medida que va avanzando la canción.

El disco está muy trabajado en lo técnico, en cada una de las canciones encontramos varios toques, elementos distintivos que dan mucho valor a cada uno de los temas, utilizando especialmente las seis cuerdas. Las introducciones de las canciones están muy cuidadas, pausadas, introduciendo al oyente en ella poco a poco, o incluso haciéndolo durante una canción entera donde lo único que uno puede hacer es dejarse llevar y dejar la mente en blanco. Buen ejemplo de ello es We Feel The End, que es la calma que precede a la pequeña tempestad que se desata en Inland Rain.

Dawn to Fear es un disco perfecto, como ya se presuponía siendo obra de unos de los maestros de este género. Es un álbum largo que en ningún instante da sensación de serlo, simplemente es capaz de despertar tus sentimientos más ocultos. No es un disco alegre, no es el disco que pondrías en tus peores momentos para levantar el ánimo. Es un disco oscuro, pero también excelente, una obra maestra de gente que nunca falla a la hora de componer. Esta vez tampoco.

Sello: Metal Blade Records

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