“Highway To Hell” (AC/DC), un álbum para la historia del rock

El 27 de julio de 1979 salía a la luz uno de los mejores álbumes del historia del rock: “Highway To Hell” (AC/DC). Pocas veces en la historia, un puñado de canciones definían de una manera tan increíble el sonido del rock.

Pocos podían imaginar que este sería el último álbum de Bon Scott con Angus Young y compañía. Como una extraña premonición, esta “autopista hacia en el infierno” iba a servir de epitafio para la vida del maravilloso y díscolo cantante.

AC/DC con este álbum demuestran al mundo que sin ser unos virtuosos en la música, puedes llegar con garra y pundonor a cotas que nunca se podrían haber imaginado. Ellos son la demostración palpable que el músculo y el sudor tenían sitio en el planeta rock.

El álbum lo componen 10 canciones que en bloque son como una máquina apisonadora. Tenemos rock, hard, blues, etc… todo mezclado como un remolino de fuerza sin límites. Las guitarras de los hermanos Young, junto a la voz de Scott estaban preparadas para derribar los muros de Jericho sin problemas.

Comenzar un álbum con “Highway To Hell”, “Girls Got Rythm”, “Walk Over You” y “Touch Too Much”, sólo está al alcance de los más grandes.

“Highway To Hell”, la canción, el himno por por antonomasia de AC/DC forma parte del imaginario rockero durante décadas, y así será para la eternidad; nunca un riff sonó tan poderoso, tan grande.

Qué decir de “Touch Too Much”, una desgarradora canción, llevada al Olimpo de los dioses por la voz aguardentera de Bon Scott, qué grandes!

“Beating Around The Bush”, y “ Get It Hot” son una locura sónica que nos hacen sentir que la electricidad es parte de nuestro cuerpos, y estamos a punto de explotar sin más.

“Shot Down In Flames”, es otro de los himnos del álbum. Con este tema sería muy fácil definir a AC/DC; puro rock en vena sin concesiones.

Otro de los puntos álgidos del álbum lo coronamos con “If You Want Blood (You’ve Got It), una salvajada de corte callejero en la que Bon Scott se erige como eje catalizador, por el que discurre todo el discurso pandillero de la banda.

Cerrar un disco con “Night Prowler”, es un ejercicio total de rock sin límites. Un tema que mezcla el hard rock y el blues de manera bestial, considerado por muchos uno de los mejores temas de la banda, Scott como siempre inconmensurable.

Como curiosidad comentar que la portada del disco fue diferente para la versión australiana, saliendo una guitarra en llamas.

Fue el primer álbum en el que ya no se encontraban como productores Harry Vanda y George Young.

Tan sólo unos meses después, en febrero de 1980, Bon Scott sería hallado en su coche ahogado en su propio vómito, dejando a la banda en la más plena de las oscuridades, teniéndose que recomponer lanzando otra obra maestra: “Back In Black”, junto a Brian Johnson.

Robert “Mutt” Lange se encargaría de la producción de este álbum, llevando el sonido de los australianos a un nivel nunca antes visto por ellos; todo se volvió a repetir en el anterior álbum antes comentado.

“Highway To Hell” es la piedra filosofal del hard rock, el Santo Grial del riff, en definitiva uno de los mejores álbumes no solo de la historia del rock, si no me atrevería a decir de la música.

Cuando empiezo a escuchar los primeros acordes del tema que da título al álbum, se esboza una sonrisa en mi, imaginado a Bon Scott al volante de un descapotable, saludándome con la mano y señalando una cartera sin fin y llena decibelios; no puede haber una cosa mejor…

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