“Led Zeppelin II”, el comienzo de todo
Pocos discos en la historia del rock han tenido la importancia de éste. “Led Zeppelin II” es el origen, la semilla , de lo que posteriormente se conocería como hard rock y heavy metal; sencillamente una obra maestra sin paliativos.
Led Zeppelin emergió de entre las aguas del pop de The Beatles, el rock progresivo de Pink Floyd y los primeros escarceos del hard rock. Su primer álbum homónimo, ya avanzaba hacia donde se quería dirigir la banda a nivel musical, con este álbum pusieron la base de su estilo y mostraron al mundo que el rock iba a comenzar a reinar incontestablemente.
Jimmy Page se erigió como el principal responsable del sonido Zeppelin. En este clásico atemporal, aportó una serie de riffs que pasaron a la historia desde el primer momento. Sus fuentes de inspiración, y porque no decirlo, copia, fueron diversos grupos poco conocidos, además de hundir sus fauces en el blues y folk de gran raigambre en el mundo anglosajón.
Un 22 de octubre de 1969, la historia del rock cambió para siempre. El riff a partir de ese momento, se convertiría en la guía obligatoria para que cualquier rockero pudiera crear una canción de rock como mandan los cánones.
Comenzar un álbum con un tema como “Whole Lotta Love”, sólo está al alcance de los dioses del rock. Un riff legendario que inunda el tema de cabo a rabo, hasta llegar a una parte central psicodélica que desemboca de nuevo en un rock desgarrador. La voz de Plant es la guía perfecto para el sonido que Page acaba de hacer mainstream.
Bajan la pulsión con “What Is and What Should Never Be”, aunque sirve de pulso para ver claramente el estilo de Led Zeppelin, un folk endurecido hasta convertirse en rock puro y duro.
Otra canción historia, “The Lemon Song”, nos introduce el rock progresivo más claro dentro de la tesitura musical Zep. Aquí la sección rítmica lleva la voz cantante con un John Paul Jones soberbio, y un John Bonham haciendo una de sus mejores demostraciones ante las baquetas.
“Thank You” abrió una nueva veta de oro para la banda: las baladas. Sin ser una de las mejores, nos sirve para vislumbrar hasta dónde eran capaces de llegar, si se ponían acaramelados.
La dupla compuesta por “Heartbreaker” y “Living Loving Maid (She’s Just a Woman)” deberían darse en primero de rock en todas las universidades. Mezcla estribillo os pegadizos, ritmos endiablados y todo ello pasado por la guitarra de Page, hace de estas dos canciones un monumento al rock; sencillamente irrepetibles.
“Ramble On” es el preludio perfecto para la bestia parda que nos viene por el mar. Destacamos el dulce toque slide de Page en este tema.
“Moby Dick”, es la obra maestra de Jon Bonham. La batería a modo de golpe tribal, hace que se desmoronen los muros de Jericó. Todo está al servicio de uno de los mejores bateristas de todos los tiempos. Tema inmortal que nos muestra el poderío de una banda sin límites.
Terminar con “Bring It On Home” es un colofón fantástico. Con un comienzo vocal de Plant distorsionado, se devanea de manera plácida por el folk rock más sofisticado. Led Zeppelin estaban a punto de ponerse la corona de reyes absolutos del rock.
Poco más que añadir. Una obra maestra legendaria que encendió la mecha del hard y el heavy metal. A lo mejor estos estilos hubieran nacido igualmente, pero sin este álbum hubieran sido otra cosa.