Lo nuevo de Foo Fighters, nos deja un sabor agridulce

Creo que no hay duda en señalar a Dave Grohl como uno de los máximos agitadores del panorama rockero mundial. La figura del ex-batería de Nirvana, comenzó hace 20 años una aventura con Foo Fighters, que a día de hoy le ha reportado más fama, y reconocimiento que en su etapa con el trío capitaneado por el malogrado Kurt Cobain. Bien es cierto que Foo Fighters, es algo más que la figura de Grohl, pero que duda cabe, que él representa todo lo que tiene que tener una estrella mainstream de los sonidos distorsionados. Este poder e imagen ayuda a que la banda sea una de las más grandes del planeta, pero sin una base musical adecuada poco se podría hacer. Esto es en lo que hace un tiempo flaquea en esta banda, y que con su último disco “Concrete and Gold” sigue reflejando la perdida de fuerza y originalidad en las composiciones del grupo. Siguen sin hacer ese álbum que les reconozca como lo que son, una de las mejores bandas del planeta.

No podemos decir que estamos ante un mal disco de Foo Fighters, es un álbum más que correcto, superior a su anterior “Sonic Highways”, pero que no llega a la altura de “Wasting Light”, por compararlo con una de sus creaciones más recientes.
La banda esta musicalmente a una gran altura, Hawkins sigue aporreando que da gusto sus baquetas, y el resto de espadas Smear, Mendel, Shiflett y Jaffe como apoyo en los teclados, cumplen su cometido perfectamente; pero falta chispa, magia.
El propio Grohl ha definido este disco como “la versión Motörhead del Sgt. Peppers de The Beatles”. Si hacemos caso a las indicaciones de líder de la banda, confieso que ese sonido Beatle del que habla, si lo he encontrado en varios temas, por ejemplo en “The Sky In The Neigborhood” un corte muy en la línea de los de Liverpool, la melódica “La Dee Da” o que decir de “Sunday Rain” con la colaboración de McCartney. Melódico a nivel Beatle si, pero la agresividad, y la mala leche de los de Lemmy Kilmister brilla por su ausencia. Incluso si nos fijamos en el ejemplo del “Sgt. Peppers”, falta mucho brillo, imaginación y audacia en este disco que lo separan años luz de la obra maestra que pone Grohl como ejemplo.

Lo mejor del disco es sin duda su primer single, “Run”, es el tema que define lo que pueden llegar a hacer Foo Fighters cuando están en plenitud de facultades, inspiración o vaya usted a saber qué.

Cerrar el álbum con el tema que da nombre a la obra, con una canción que busca rozar el rock progresivo, a mi entender deja en evidencia aún más las carencias de este trabajo, que no ha llegado a encontrar su sitio en las canciones que lo componen.
Álbum que cumple y poco más; a Foo Fighters hay que pedirles un esfuerzo mayor.

Sello: RCA/Sony

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