“Out Of Time”, R.E.M. llega al mainstream

La década de los 90. Esos años maravillosos en el que la industria musical no paraba de engendrar gigantes que perdurarían por los tiempos de los tiempos. Corre el año 1991 y una banda hasta ese momento poco conocida se prepara para dar el salto mortal hacia la cima de la fama… nos referimos a R.E.M.


Nadie esperaba que un álbum como “Out Of Time” les llevaría en volandas al centro del universo de la cultura popular mundial. Con su séptimo álbum de estudio, la banda de Athens, Georgia, eleva el mundo del rock/pop alternativo a los altares de lo mainstream. Michael Stipe, Peter Buck, Mike Mills y Bill Berry revientan las listas y las radios comerciales de todo el planeta sin perder un ápice de su identidad “indie”.


Nos encontramos ante una obra llena de contrastes. Por un lado podemos experimentar zonas meláncolicas e íntimas, y por otro nos reciben temas de corte expansivo y popular que fueron hits en las radio fórmulas de la época. Un éxito rotundo que vino refrendado por cifras de ventas multimillonarias, múltiples premios Grammys. El público conectó con este estilo que aunaba intimismo y grandilocuencia en las dosis apropiadas.


Todo esto no hubiera sido posible sin la producción del gran Scott Litt que le dotó a la banda de la utilización de una mayor riqueza instrumental. Aquí tenemos de todo, desde mandolinas, arreglos orquestales y órganos que hacen que te sientas espiritualmente cómodo contigo mismo.


No podemos pasar por alto que un tema fue el culpable de que la banda llegara al estrellato. Tener un single como “Losing My Religion” no era moco de pavo, y la respuesta popular no se hizo esperar. Apoyado por una campaña en la MTV brutal, que duda cabe que el vídeo clip dio el espaldarazo definitivo a este inmortal hit de R.E.M. Nunca antes un riff de mandolina fue tan poderoso, nunca antes este instrumento había llegado tan alto en las listas de éxitos. Es uno de los sonidos más reconocibles de la década de los 90, un riff para la eternidad. Pocas veces un canción de corte intimista con una letra totalmente instrospectiva que versaba sobre la obsesión y el desamor se había convertido en un número uno… aquí pasó. Una muestra más de como una sola canción puede cambiar la carrera de una banda de la noche al día.


Otro de los cortes que sonaron con fuerza en las listas de éxito fue el alegre “Shiny Happy People”, en el que col·labora Kate Pierson (The B-52’s). Un tema que se nos presenta casi de manera ingenua pero que precisamente en su sencillez estriba el poder del mismo. Un éxito muy comercial que hizo que después la banda renegara del tema por considerarlo demasiado flojo en su repertorio. Aún así que duda cabe que fue otro de los pilares en los que se fundamentó el éxito sin medida de este álbum.


Otros temas eran más propios de la discografía de la banda. Nos encontramos piezas de la calidad de “Near Wild Heaven”, o “Half A World Away” en el que se nos muestra al grupo con un interés palpable en crear canciones en donde las armonías vocales, los instrumentos acústicos y otro tipo de elementos artísticos està muy presentes.


Tonalidades más oscuras se asoman en cortes del tipo “Low” y “Belong”, aquí hay elementos más atmósfericos, etéreos y sombríos, recordando este tono enigmático del que tanto le gusta tirar a R.E.M.


Destacaremos también la maravillosa “Country Feedback”, aquí Stipe ofrece una interpretación totalmente desgarradora en base a una historia triste de amor roto y no correspondido. Es un momento en el que el artista quiere reflejar esa vulnerabilidad que hace que todos en algún momento de nuestras vidas nos encontremos en encrucijadas difíciles de resolver.


Toda esta variedad de temas nos hacer ver lo versátil de este trabajo. No es algo conceptual, uniforme, hay cambios continuos en busca de caminos infinitos hacia la excelencia. Una libertad creativa sin límites de una banda en una estado de gracia infinito.
Aunque si podemos encontrar un hilo conductor en las letras de las canciones. Michael Stipe buscó hablar de la incomunicación, de la soledad, la pérdida de fe, en definitiva el poder encontrarse consigo mismo tras una existencia turbulenta.


El impacto de este álbum fue realmente brutal. Despachó más de 18 millones de copias en todo el mundo, consolidando a R.E.M. como una de las bandas más importantes de la década de los 90. Lo curioso de esta historia es que este éxito no se cimento en base a canciones de consumo rápido, si no todo lo contrario… el intimismo gana la partida por goleada.


Este álbum abrió las puertas a otras bandas de rock alternativo y marcón en buena medida la manera de hacer las cosas ante la industria musical. Desde Nirvana a Radiohead se contagiaron de alguna manera de esta situación. Supieron cambiar la percepción de lo que podía ser una banda de rock alternativo sin tener que vender sus principios al mejor postor.


Un disco lleno de contrastes, de cambios, de dudas, en definitiva refleja de manera fehaciente lo que es transitar por los complicados caminos que nos asaltan en nuestras vidas. Es un reflejo del nombre del álbum, “fuera del tiempo”, atemporal, existencial y profundamente humano. Su legado trasciende a modas pasajeras, porque habla de lo que significamos nosotros, de lo que somos ante la vida… y eso es mucho.

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