“Shake Your Money Maker”, The Black Crowes entran por la puerta grande en el mundo del rock


Menudo discazo. Recuerdo este álbum como uno de los mayores pelotazos que nos pudimos encontrar en la década de los 90. Una obra que rebosaba frescura, buen rock, producción perfecta y lo más importante… todo ello sin dejar de mirar atrás. “Shake Your Money Maker” es un monumento, un homenaje en toda regla de los hermanos Robinson al género southern rock. Una enciclopedia total de cómo deben sonar los sonidos sureños rock de una parte concreta de los EEUU. Pero hagamos algo de historia y veamos como se forjó este sonado debut de The Black Crowes.

Para entender la música de los hermanos Robinson hay que saber algo de sus orígenes. Vienen de una pequeña población de Georgia llamada Marietta. Allí, dentro de una familia musical, su padre era cantante, mamaron todo el espirítu de bandas como The Allman Brothers, Lynyrd Skynyrd o los maravillosos ZZ Top. En su casa se respiraba ese ambiente Southern que les hizo decantarse por cultivar este género musical.

Los Robinson buscaban hacer un disco y pegar un pelotazo desde el comienzo. Tuvieron una suerte solo digna de los elegidos. Un tal Rick Rubin que estaba haciendo grande su sello Def American, buscaba sangre fresca dentro del rock y encontró unos diamantes sin pulir pero que parecían tener un brillo especial… no se equivocó.

El resultado final del disco fue una maravilla en todos los sentidos. Un sonido perfecto que abrazaba rock, soul, mirando cara a cara a The Rolling Stones, Faces, Led Zeppelin. Curiosamente algo nacido para sonar Southern bebía principalmente de los sonidos británicos de los años 70. Esa mezcla solo podía dar canciones de alto voltaje… y así fue.

Te derrites al escuchar temazos del calibre de «Twice As Hard” o la grandilocuente “Jeaolus Again”. Soul rock, aromas gospel, electricidad, borracheras, peleas… esto es rock sureño amigo, no busques imitadores. Canciones que ya de por sí dan el toque perfecto para abrir un álbum de estas características y hacerte sentir que eres parte de un rock arrollador y sin concesiones. Pura magia.

Curiosamente sería una versión, el tema que les dio a conocer en medio mundo. El temazo “Hard To Handle” del gran Otis Redding, hizo que la fama les llegara de manera ipso facta. El toque rock, veloz y con Chris Robinson parafraseando de manera brutla, hizo que este corte fue conocido mucho más que su original. Una versión mayúscula en la que se demostraba que estábamos ante algo muy especial.

Antes hablábamos de Rubin. Rubin cedió el sello pero el peso de la producción estuvo a cargo de George Drakoulias. Un personaje que fue uno de los responsables del éxito del grupo. Él mismo daba directrices a la banda de cómo debían sonar e incluso instruyó a Chris Robinson en la manera de vocalitzar y llevar a cabo todas las canciones del disco. Sin él este artefecto en forma de puro rock no hubiera sido posible.

Una de las partes que más brillaron en el disco son sin duda los temas a medio teimpo y baladas que nos ofrecieron. Una maravilla total, en el que el peso lo lleva la voz fantástica de Chris Robinson hace que parezca que el disco tiene dos partes bien diferenciadas. Una calidad incontestable en cortes del tamaño de “Sister Luck” con grandes raíces blues o la triste balada llamada “Seeing Things”, en este tema debemos recordar la aportación del maravilloso teclista de Allman Brothers, Chuck Leavell.

Dejo para reseñar a parte una de las mejores canciones del álbum: “She Talks To Angels”. Una maravillosa balada de corte acústico en la que toda la banda da lo mejor de sí. Tema que alacanzó el número 1 en el chart rock del Billboard. La historia cuenta en primera persona el relato real de una relación que tuvo Chris Robinson con una chica gótica que conocío en Atlanta cuando comenzó a entrar en el mundo de la heroína. Sencillamente increíble. De lo mejor que han grabado nunca The Black Crowes.

No me quiero olvidar de un puñado de canciones electrizantes que marcan también el maravilloso debut de esta bandaza de Georgia. Nunca deberíamos echar en el olvido temarrales del calibre de “Could I’Ve Been So Blind”, “Stare It Cold”, “Struttin ‘ Blues” o la veloz “Thick N’ Thin”.

Por cierto, The Black Crowes son más que los hermanos Robinson en sus primeros discos. Se acompañaron de unos músicos increíbles que hicieron relumbrar más aún la figura de estos incorregibles brothers: Jeff Cease a la guitarra, Johhny Colt al bajo y el gran percusionista Steve Gorman, formaron una unión casi perfecta con Rich y Chris.

Poco más que añadir. La apuesta por emular los sonidos rock sureños en una época dominada por el hard rock/metal y los sonidos hip-hop parecía arriesgada a priori. Claro está que nadie contaba con una banda que hiciera las cosas tan bien hechas y se erigiera en portavoz de un mundo de gente que añoraba estas esencias perdidas con el paso del tiempo. The Black Crowes se posicionaron como estandartes de un rock auténtico que miraba al pasado pero con la mente puesta en el futuro. Otro gran álbum que tuvimos la suerte de ver nacer in situ en aquella maravillosa década de los 90.


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