“Slipknot”, la locura más insana llega al mundo del metal
La irrupción en el mundo del metal de Slipknot en 1999 de la mano de Roadrunner Records no dejó indiferente a nadie. Si bien es cierto que éste no era su primer material, ya que habían editado una recopilación de demos llamada “Mate. Feed. Kill. Repeat” (1996), oficialmente debemos considera a “Slipknot” como su primer álbum oficial.
La llegada de los zumbados de Iowa al star systemmetalero dejó a todo el mundo con una cara de sorpresa. Por un lado estaban sus detractores, recuerdo a Lemmyrefiriéndose a ellos como meros payasos, y por otro una masa de fans incondicionales que encontraron en ellos los nuevos guías del metal contemporáneo.
Slipknot surge en pleno apogeo del mal llamado “NuMetal”. Los críticos más hirientes los tildaron de ser una banda comparsa, que no llegaría a nada y que eran fruto de una moda realmente pasajera; evidentemente se equivocaron.
Slipknot como banda y en su álbum debut, escondía una arma de destrucción masiva con la que nadie contaba: consiguieron aunar el show rock más espectacular con el salvajismo y brutalidad más absoluto tanto en su música con en sus letras.
Los de Iowa no inventan nada al salir enmascarados al escenario con monos naranjas, rojos etc… (como una mezcla entre trabajadores de una fábrica y presidiarios norteamericanos), pero si dan voz a la “white thrash” estadounidense, a la baja estopa redneck que siempre se erigen en perdedores.

Sus letras llenas de rabia, locura y abordando temas tan escabrosos como los abusos sexuales, drogas, enfermedades mentales etc… creaban una atmósfera tan insana que no podía pasar desapercibido por más que quisieras.
Su originalidad también partía de su puesta en escena. Nada menos que nuevo tíos subidos en el escenario, con dos percusionistas, batería y un dj que daban a todo una imagen de orquesta del infierno dispuesta trepanarte los oídos. A todo esto unos hachas por guitarra, un bajo demoledor y la puta voz de Corey Taylor deseándote la muerte; en definitiva el show total dentro del metal.
Otro punto fuerte de la banda que los hizo realmente inclasificables era el sonido con el que se presentaron con este álbum. Una mezcla de heavy, thrash, hardcore, incluso balck-grind que los hacía muy difícilmente etiquetables y que rápidamente les hizo valedores de tener un sonido con marchamo propio.
Crearon toda una imaginería detrás de las máscaras, dándoles a cada una una vida propia con personalidad singular. Toda una parada de freaks, que daban la impresión de haber salido de un film de psycho killers.
Todo el mundo del terror de serie B es parte de su universo. Enfundados es máscaras y monos de trabajo diciéndote que cualquiera lleva dentro un demonio para soltarlo y cometer las mayores atrocidades que puedas imaginar.
Entrando en el álbum en sí, Roadrunner no las tenía todas consigo para fichar Slipknot. Tuvo que ser la mujer de Monte Conner directivo del sello la que le convenció para unir al sello a los locos de Iowa.
Fue unos de los primeros álbumes de sonido extremo que entró en la lista Billboard, abriendo el camino para otras formaciones para acceder a ese selecto grupo.
Hay que señalar como punto también fuerte de la banda, el origen de sus miembros. Casi todos provenían de bandas de metal de Des Moines. Músicos avezados en mil batallas que no tenían en principio claro cuál iba a ser el sonido que iban a llevar cabo, pero si tenían claro que no iban a pasar sin pena ni gloria.
Slipknot se erige como un frente contra la vieja guardia del metal. Bandas como Korn o Limp Bizkit no llegaron a hacer cosquillas a los Metallica, Slayer y compañía; Slipknot fue otra cosa.
Temas como “Wait And Bleed”, “Spit It Out”, o “Scisors”, se convierten de la noche a la mañana en los nuevos himnos de la juventud metalera de la época; nada les podía parar.
Unos locos venidos de las tierras más abandonadas de EEUU, decidieron romper esas cadenas a base de gritos, fuerza y música. No habían grabado nada anteriormente juntos, su primer álbum se convirtió a su vez en un laboratorio de pruebas que no tenía un objetivo claro.
Roadrunner apostó y ganó. Se convirtió en el álbum debut con más copias vendidas del sello. Rápidamente Sharon Osbourne les echa el ojo y los ficha para el OzzFest, y a partir de ahí su carrera llega a cotas muy altas.
Este álbum representa la historia de un puñado de perdedores que se empeñaron en salir de la mierda, y que con rabia y genialidad musical consiguieron romper ese techo de cristal que tantas bandas lo intentan y no pueden traspasar.
Black-Grind? No te flipes