“The Heretics”, la nueva herejía de Rotting Christ
La popular banda griega vuelve a la carga, siguiendo los tiempos de costumbre de disco cada tres años, con nuevas ideas con las que matizar un sonido propio y personal, que les ha hecho inconfundibles.
A lo largo de su extensa carrera, hemos ido disfrutando, a través de esos matices, el crecimiento de la banda, sin que ningún seguidor les pudiera acusar de traición.
Mi duda era si se decidirían por el camino pagan/gothic o el camino más black ocultista de la obra maestra Triarchy of lost lovers, Khronos o Genesis. En esta ocasión nos presentan un disco que da continuidad a su era más pagana, gótica y folclórica iniciada con Theogonia, pasando por Aealo, kata ton daimona eaytoy (algo menos) o el que hasta ahora era su último trabajo, Rituals (excesivo).
The Heretics se presenta en formato misa negra, con marcado cariz eclesiástico, inédito como concepto en su discografía (si acaso un poco en Aealo). Pienso que no han sabido equilibrar correctamente el grado de oscuridad con el de espiritualidad, dando como resultado un álbum demasiado solemne (demasiados coros a modo de canto) y con falta de fuerza. Bajo de tempo, más gothic/doom en definitiva.
De los elementos necesarios para un disco de Rotting Christ, echo mucho en falta esos teclados envolventes que te hacen viajar a tiempos y naturaleza del pasado, el armónico místico de guitarra (para el recuerdo quedan Sorrowful Farewell, Delusions, King of a Stellar War) y esa voz desgarrada que puede romperse en cualquier momento. Sí que aparecen la bases pesadas a modo de locomotora tan característica, dejando algunas perlas.
Desgranando el disco, y a pesar de desconocer por completo el formato misa, nos encontramos temas como In the Name of God (a pesar de ser un tema pesado) o Hallowed Be Thy Name, que parecen intros largas, inicios de un ritual, pero no de invocación precisamente. Demasiado líricas y planas. Si consiguen con I Believe una sensación de ritual, de sacrificio, sonido étnico con base algo black.
En Heaven and Hell and Fire meten un riff más pesado, cercano al sonido de la banda, con la guitarra solista (me suena muy Paradise Lost del Draconian Times) haciendo las figuras clásicas del grupo . Es un coro gregoriano dentro de una locomotora descontrolada. Con el tema Dies Irae como segunda parada entre plegaria y plegaria.
Con Vetry Zlye aparece esa base black melódico que junto a la colaboración en las voces de Irina Zybina (ya lo hicieron con Diamanda Galas en Aealo o Danai Katsameni en Rituals) hacen del tema de lo mejor del disco. La canción inspira la preparación de la batalla del pueblo eslavo ante la llegada del cristianismo, puro paganismo.
Con Fire God and Fear (no confundir con Fire Death and Fear) , primer adelanto de la banda, todo hacia esperar un disco más clásico de Rotting Christ, a pesar del exceso de coros, pero apareciendo esa guitarra solista tan genuina (muy Gregor Mchintosh) me hizo pensar que se trataría de algo puntual, pero llegados a este punto del disco, uno tiene la sensación de ya haberla oído antes. Mantiene la esencia Rotting Christ pero sin brillar. Pasa lo mismo con The Voice of Universe (con la colaboración de Ashmedi de Melechesh) y The New Messiah.
Cierra la edición estándar del disco The Raven, para mí el mejor corte. Teatralizacion del poema de Edgar Allan Poe de mismo título. Estructura y tempo clásicos de Rotting Christ, potencia, oscuridad y una guitarra solista espectacular. Flipante. Una pena no se atreva con voz desgarrada.
En la edición especial, con dos bonus track, aparece el tema Phobos (concepto que ya utilizaron los griegos en Phobos Synagoge), personificación del temor, tema guerrero que pasa sin pena ni gloria, una vez más la sensación de haberse escuchado antes en este mismo disco. Pero también se puede disfrutar de Sons of Hell, o el regreso del arte del armónico y teclado majestuoso. A pesar de ser hard/heavy y la línea de voz más limpia de lo normal, son los Rotting Christ con mayúsculas, la línea que debe tomar la banda para hacerse eternos, un temazo.
Son Rotting Christ y merecen un respeto, firman un disco aceptable, con 3 muy buenas canciones, basado en un concepto ligeramente diferente, iglesia y herejía (con varias citas célebres de herejes clásicos a lo largo del disco), letras tradicionales en ellos y un sonido que no puede entristecer a su legión de seguidores más gothic.
La banda sabe defender muy bien su reputación en los escenarios, donde les espera extensa gira junto a Moonspell, y ese es su habitat natural, solo ellos decidirán si servir en el cielo o mandar en el infierno.