Una mirada al nuevo álbum de Pyramidal
A la mayoría la pequeña ciudad de Altea no le dirá mucho más allá de localizar dicho municipio en el litoral mediterráneo alicantino y por haber bautizado con su nombre a uno de los utilitarios de la marca automovilística con factoría en Martorell. Y, sin embargo, aquí estamos para desgranar, y recomendar de paso, un disco que ha sido grabado en dicha ciudad, en concreto en la Facultad de Bellas Artes de la UMH. Y no hablamos de un disco cualquiera sino del retorno discográfico con nuevo elepé de los alicantinos Pyramidal. Tercer larga duración en su carrera, separado seis años de su antecesor –FrozenGalaxies– y mostrando todo el enorme potencial de una de las gemas más desconocidas del panorama undergroundpatrio.
El espíritu libre de Pyramidal en su concepción del heavy psych prog no es nuevo de este disco, pero sí que parece que ha sido más elementos han sido capaces de tocar y concentrar en los cinco temas y 46 minutos que componen este disco homónimo lanzado físicamente por Lay BareRecordings y Surnia Records. Una elección del título que parece confirmar la sospecha de reafirmar su identidad como banda con este cancionero. Abre Visions of AnAstral Journey con su toque spacey gracias a ese saxo exquisito de una Arantxa Marín que ya ha colaborado en el pasado con ellos y que aquí suma su granito de arena en la mitad del tracklist. Durante los nueve minutos del citado corte viajamos por un tramo que es pura jam al más puro estilo free jazz -recordando por momentos lo mismo a King Crimson que a los polacos The Kurws en algún giro de la estructura de los riffs– hasta desembocar en un tramo más psicodélico aderezado nuevamente con un saxo muy en la onda del Kréas de Orthodox. Una locura, vamos. No le va a zaga en cuanto a recursos Creatures of the AncientWorld capaz de entregar una buena dosis de guitarras sublimes que firmaría el bueno de Poti (Atavismo, Híbrido…) así como un violín con colores y matices arabesco/andalusíes que unidos a algún coro puntual refuerzan sensorialmente el viaje en la parte más atmosférica. La progresión de la segunda parte de la pieza es absolutamente apoteósica.
A la mitad del disco cambian los alicantinos un poco de tercio- cabe destacar que los bocetos de las primeras canciones ya los habían mostrado tiempo atrás en su directo publicado en 2018- con lo que cuadra que haya cierto cambio de registro entre ambas vertientes. A modo casi de interludio se encuadra en el centro UnconsciousOscillations. Digital Madness en su totalidad podría ser mi tema favorito del álbum gracias a una dirección más directa, en la que el mayor peso lo llevan las guitarras de Miguel Ángel Soler y Óscar Soler. Un crescendo absoluto con infinidad de cambios de tempos, desdobles de líneas e incluso algún que otro solo estelar. Consiguen además poner un broche de oro con una Alussa Infinity con momentos trepidantes, pasajes oscuros, pero sobre todo con unos minutos finales épicos en un clímax que si hubieran firmado los también instrumentales Toundrahubiese sido ampliamente aplaudido.
Pyramidal consigue sentarse en la misma mesa a comer que otros nacionales que lo han bordado con discos este año como son Red Eye o Híbrido y opositan no sólo a convertirse en el disco nacional del año, sino en uno de los mejores álbumes globales editados en toda la temporada. Un auténtico discazo impecable por sus detalles de composición, ejecución y producción, y ello pese, o quizás gracias, a hacerlo en un estudio semi-desconocido dentro del circuito habitual de estudios y productores de referencia nacionales. Disco especialmente recomendado para quien aún crea que toda la música instrumental adolece de repetir el patrón y esquema de flojito-fuerte-flojito-fuerte o que el progresivo anda moribundo. Sonora ovación.
Muy buena reseña, pero con todo el respeto esta gente ya lleva muchos años y creo que la conparativa con Toundra y Atavismo no es la adecuada. Discazo que se ha montado esta gente.
Enhorabuena por el blog.