«Zooropa», la experimentación llega a U2
Tras conquistar el mundo con «Achtung Baby», U2 tenía ante sí una reválida importante. Podía tirar a lo fácil y crear un disco similar al anteriormente comentado, o por otro lado intentar sacar los pies del tiesto y empezar a entrar en sonoridades de otro tipo. Con «Zooropa» optó por lo segundo. La banda de Dublin experimenta con un sonido mucho más vanguardista y electrónico. U2 arriesgó con este trabajo y casi sin quererlo abrió una nueva puerta en los años 90. Rock, pop, electrónica e incluso sonidos industriales se dan la mano para ofrecernos un puñado de canciones que no dejaron indiferente a nadie.
Cabe resaltar que lo que llama la atención de este nuevo proyecto es la manera en la que la base electrónica lo domina todo por encima de las guitarras de The Edge. Las bases de sintetizadores, efectos sónicos por doquier y ese olor a industrial y por qué no, también a sonidos ambient, crean un paisaje icónico y futurista. U2 se acerca al futuro como pocas veces se había visto antes en una banda de su calibre, y se adentra en un mundo digitalizado y virtual que inunda todo lo que es construido en este álbum. Es la era de la globalización, la tecnología y las redes sociales… Y U2 lo sabía.
U2 ejemplariza todo este discurso en canciones tan completas y dispares como «Zooropa», «Numb» o «Lemon», dejando a un lado la tradicional estructura de sus temas y adentrándose sin miramientos en paisajes más complejos y vanguardistas. Todo suena a procesado, a empaquetado, a fábrica futurista, parece que los instrumentos tradicionales se han difuminado y han dejado paso a una sinfonía de corte industrial y de ciencia ficción.
Tenemos que adentrarnos en el espíritu de las letras que encarnan el sentido a las canciones que componen el álbum. «Zooropa» asoma como una crítica mordaz a la superficialidad de la sociedad moderna, esa que solo atiende a pantallas y poco más. Bono aparece con un tono de voz más sombrío, más apagado, como si se nos erigiera en un guía triste de los acontecimientos que nos está mostrando. Hay en todos estos temas una especie de advertencia sobre el futuro que nos va a venir, sobre la era de la deshumanización en la que estaban a punto de entrar… y que por cierto estamos viviendo. Muestra de ello es el tema «Numb», una canción con un rasgo repetitivo y mecánico que establece una crítica social furibunda. Un manifiesto totalmente radical sobre lo que nos venía encima.
Otra piedra de toque de todo lo que estamos comentado es el corte «The First Time», ahí los irlandeses se muestran totalmente meláncolicos ante la perspectiva de vivir en un mundo en el que la tecnología y la especie humana deben convivir sin pisotearse mutuamente.
No debemos dejar de comentar el concepto en sí del término «Zooropa». Una palabra inspirada en Europa por un lado y en zoo por otro. Aquí nos sugieren una visión de la sociedad como un mero espectáculo de entretenimiento visto desde lejos, desde la frialdad de una pantalla. Todo gira en torno de la obsesión por ser el dueño de la imagen, del relato, todo especiado por unos medios de comunicación cada vez más comprados al mejor postor. El mundo sobresaturado, un tsunami de información e imágenes que no podemos controlar y que cada vez nos engulle más como si se tratare de una serpiente pitón.
Todo este engendro sónico tiene como uno de sus máximos culpables al gran músico y productor Brian Eno. Los irlandeses volvieron a confiar en él tras el éxito incontestable de «Achtung Baby». Aquí Eno se hace el dueño de la situación y lleva en volandas a Bono y a cía a un mundo de experimentación con el pretexto de que sean cronistas del mundo que está por llegar. Eno consigue meter a U2 en su mundo onírico y prog, allí donde él se encuentra más cómodo. De ahí que veamos también esos pasajes ambient marca de la casa. Todo está impregnado de una tensión emocional que parece por un momento que todo vaya a saltar por los aires… aunque por otra parte todo está calculado milimétricamente.
Dos temas que debemos destacar por encima de todos los que componen el álbum son por un lado «Stay (Faraway, So Close!)» y por otro «The Wanderer». El primero resulta un oásis dentro de la estructura planteada en el álbum. Todo un homenaje al cine ya que está canción fue compuesta para la banda sonora del film de Wim Wenders «¡Tan lejos, tan cerca!», continuación de «El cielo sobre Berlín». De manera increíble U2 nos regalan una de sus mejores canciones de toda su discografía. Una balada maravillosa que rompe, como ya hemos dicho, con la edificación sonora guiada por Brian Eno. Pocas canciones tan bellas se han escrito en las últimas décadas en el mundo de la música. Parece que nos estén diciendo The Edge y sus compadres que todavía hay esperanza ante tanta frialdad.
Por último no quiero despedir este relato sin hablar de «The Wanderer» una rareza maravillosa que es la encargada de cerrar el álbum. Nada menos que con la colaboración especial del gran Johnny Cash. Bono cede el testigo de crooner a la leyenda del country para dejar que el hombre de negro declame versos con una voz poderosa y potente. Nada puede hacer sombra a una figura del calibre de Cash. Canción mítica donde las haya. Por cierto como cierre final del tema, se hace el silencio para llegar un fuerte sonido a modo de pitido robótico que parece que anuncia el fin del mundo.
La recepción del álbum fue algo fría para muchos seguidores y críticos que no entendieron el mensaje. Para otros en cambio los músicos de Irlanda fueron capaces de desafiar sus propios límites y aparecer como profetas del mundo que estaba por venir. Sea como fuere «Zooropa» es sin duda un álbum mítico que revolucionó muchos aspectos de la música de los 90 y marcó el camino a muchas bandas para cultivar sonidos de este tipo. Contra todo pronóstico U2 no siguieron esta senda en obras venideras, siendo este álbum el que marca el principio del fin de su inspiración musical… pero esta es una historia que contaremos en otro momento.

