Bunbury despliega toda su lírica con “Greta Garbo”
Si hay una cosa que agradecer a Bunbury es su constancia. El artista zaragozano es ya una leyenda viva de la música de nuestro país, y sin embargo sigue buscando con anhelo la piedra filosofal de su arte. Una búsqueda constante, sin cesar, con el objetivo de seguir ofreciendo a sus seguidores un trozo de si mismo en cada una de las obras musicales que crea.
Ser creativo no es fácil. En un mundo en el que dando a una tecla puede salirte un poema, una canción, o qué sé yo… un libro, crear de la nada y que esa creación sea merecedora de respeto, está ya al alcance de muy pocos. Entre los elegidos sigue Enrique Bunbury que ha tomado como musa de su nuevo álbum la legendaria actriz sueca Lovisa Gustafsson, más conocida como Greta Garbo.
Bunbury utiliza a este icóno del siglo XX como elemento primordial de su vuelta a los ruedos artísticos, tras la salida que tuvo que acometer, todo sea dicho de manera traumática, de los escenarios por un problema que parecía irresoluble y que por suerte no lo fue. Una vuelta catársica que le sirve para sacar los demonios que llevaba dentro ante tal situación, y sanear su alma en forma de canciones.
Elegir a la Garbo para capitanear un trabajo, no es una cuestión baladí. Es toda una declaración de intenciones en toda regla. La vida difícil de la artista, sus claroscuros, su mirada crítica hacia lo que le rodeaba, le sirve al músico maño para relatarnos en el estado anímico en el que se encontraba al crear este puñado de canciones profundamente salidas del espíritu de su creador.
Al adentrarnos en el mundo ofrecido por Bunbury con “Greta Garbo”, nos llega la primera sorpresa: la banda Los Santos Inocentes ya no està con él en este álbum. Creo que es una mala noticia. A mi gusto las cotas más altas de su carrera en solitario las alcanzó teniendo a su lado a esta formación. Pero claro, quien tiene que tener suficientes razones para tomar esta decisión es Bunbury, o vete tú a saber… no tengo información al respecto. Lo que sí sé es que con ellos Bunbury sonaba aún mejor. Dicho esto la banda que ha reunido ahora son unos músicos de calidad extraordinaria con Bernardo Rodríguez en la percusión, Raoul Chichín a la guitarra, Víctor Mechanick a los teclados, Sly5thAve en el saxofón barítono yal bajo Adán Jodorowsky que también está en las labores de producción del disco.
Nos encontramos ante un álbum que me suena a crudo, ha hecho con las tripas. Es decir, Bunbury abandona la programación y los arreglos a base de sintetizadores, para vovler al sonido puro y duro de los instrumentos. Es un disco que huele a jam session y a casi grabación en vivo. La primera toma de contacto con la obra es así de directa y creo que eso hace que gane muchos enteros.
10 temas que se mueven entre los medios tiempos, rock stoniano, y sabor a parajes indómitos donde poder encontrar la libertad para crear en paz. Algo así te invita a vislumbrar la primera canción del disco “Nuestros Mundos No Obedecen a Tus Mapas”. Un corte que tiene un poco de todo, templanza, furia, teclados recurrentes que en definitiva sirven de carta de presentación de un álbum escrito desde el corazón.
Uno de los puntos fuertes del disco nos llega de la mano de “Alaska”. Una canción que te permite sonar con lugares que están ahí pero que para ti y tus circunstancias son inalcanzables. Me ha recordado a lo que sentí al ver hace tantos años la serie de televisión “Doctor en Alaska”. Siempre que la veía quería estar allí con todos sus personajes y perderme en sus maravillosos parajes y así poder huir de la maldita realidad. Una canción emotiva, que te abraza y que no te suelta hasta el final.
Muy emotiva se nos presenta “Desaparecer”, aquí Bunbury realiza un viaje totalmente introsprectivo hacia su yo interior y nos relata el estado de ánimo en el que se encontraba al crear esta obra. Un piano sugerente , tonos de guitarra rockeros y su voz quejosa nos llevan en volandas hacia ese estado de melancolía y tristeza que envuelve esta pieza.
“Para Ser Inolvidable” y “De Vuelta A Casa” parecen que van de la mano. Dos cortes muy melódicos, en el que el primero nos lleva hacia recovecos de tintes funk, y el segundo de los cortes comentados muestra mediante un órgano trazas del estilo americana del que tanto bebe Bunbury. Dos canciones variades que enriquecen el resultado final del álbum.
Gran canción “La Tormenta Perfecta”. Una mirada a cómo está la sociedad actualmente, lo extraño que es el entorno en el que vivimos y lo difícil que es manejarse en él y salir indemne del empeño. Un bunbury directo y sin tapujos en las letras.
Sique esa senda “Autos De Choque”, crítica hacia el pensamiento oficial de la sociedad que impera muchas veces por encima de lo realmente importante. Parece como si en la segunda parte del disco Bunbury quiera lanzar una crítica salvaje hacia todo lo que le rodea. Todo ello para desembocar en “Armagedón Por Compasión”, donde el cantante zaragozano da todo lo que tiene dentro para crear un estribillo muy lúcido y un tema que funciona perfectamente.
Llegamos al final de este viaje con “Corregir El Mundo Con Una Canción”, un corte perfecto para acabar con el álbum. Nos acompaña el saxo barítono de Sly5thAve, que se erige en protagonista del cierre de la obra junto a un Bunbury ya desatado. Todo llega a su fin y aquí se pone un broche de oro.
Buen álbum de Bunbury. Debemos valorar en las circunstancias en las que lo hizo, con una carrera que estaba en un momento complicado, y que por suerte todo tuvo un final féliz. Se agradece el abrirse de esa manera desde sus canciones. Los artistas de verdad siempre lo hacen y Bunbury es uno de ellos.