“El Patio”, el comienzo de la leyenda de Triana

Siempre digo lo mismo. Si los componentes de Triana hubieran nacido en Liverpool serían simplemente universales. Aunque realmente siento que lo son. El hecho de que no sean mundialmente reconocidos no les resta un ápice su valiosa aportación a la música de nuestro país y su contribución a pintar de modernidad a España, que tanta falta le hacía. 

Lanzar un álbum debut de este calibre en 1975 no fue una cuestión baladí. En plena muerte del dictador Franco, comenzando una joven democracia a dar sus primeros coletazos y la sed de un pueblo como el andaluz, (falto de reconocimiento y progreso), publicar un puñado de temas de este calibre sirvió para abrir las puertas a una nueva esperanza. El pueblo quería cambios, progreso, avanzar y el rock progresivo andaluz de Triana se erigió en una de las bandas sonoras de acompañamiento a todos estos cambios que tanto se anhelaban.

De entre tanto ruido, grito y esperanza aparece como un titán la figura de Jesús de la Rosa, un rapsoda fuera de serie, que se propuso agarrarnos el corazón para no dejarlo soltar jamás. Canciones de terciopelo, de olor a hierbabuena y azahar, electrificadas por la energía del rock. Toda una pócima mágica que cambió el panorama musical nacional para siempre. 

Junto a Juan José Palacios (“Tele”) a la bateria y la percusión y el maravilloso Eduardo Rodríguez (“Roadway”) a la guitarra española crearon el primer esbozo de la banda en 1974. Al poco tiempo se unirían Antonio Pérez a la guitarra elèctrica y Manolo Rosa al bajo. 

La irrupción en escena de Triana fue sorpresiva para todo el mundo. Un país sumido hasta las trancas en el folklore de la canción ligera y poco más, y ver la llegada de un meteorito como el de los sevillanos fue toda una experiencia religiosa. La fusión de tres personalidades con orígenes diferentes en lo musical, y con vivencias distintas en el mundo de la música, dio como resultado una maravillosa amalgama de sonidos que se encargaron de moldear la figura de una banda llamada a ser legendaria.

Mezclar los sonidos arábigos/flamencos con el rock progresivo supuso poner un sello a las primeras de cambio en el sonido de Triana. Jesús de la Rosa se resistió a dejar de cantar con su deje y ceceo ante las presiones de las discográficas, llevaba a Andalucía en el alma y no iba a renunciar a ella por nada del mundo. Tete por su parte se erigía como el maestro de ceremonias del rock progresivo aportando esa mirada larga y profunda al rock que en esos momentos comenzaba a triunfar en el Reino Unido. Adelantados a su tiempo. 

El sonido de Triana se aderezaba con el golpe tecla a tecla del órgano Melotrón que hacia sumergirte en una ensoñación hippy, psicodélica, de otra dimensión. Fueron capaces de traer lo clásico con una traje nuevo y que fuera vanguardia. ¿Cuántas veces se consigue esto en el mundo de la música?. Ya os contesto yo: muy pocas. 

Se dio la conjunción perfecta para que una unión de astros fuera de lo común se unieran en una constelación infinita de talento, que reventó a modo de canciones con su álbum debut “El Patio”. Se grabó el verano de 1974 en Madrid en los estudios Kirios. Curiosamente el disco se llamaba como la banda, pero la ilustración de la portada hizo que se empezara a conocer desde el principio como “El Patio”. Obra del gran ilustrador y dibujante Máximo Moreno. 

No puede comenzar mejor un disco que con un tema como “Abre La Puerta”. Un canto a la libertad, al progreso. Un guiño a los tiempos de transición que se vivían en nuestro país. Una invitación para reivindicar a Andalucía y su reconocimiento como sujeto individual y de propio derecho de una España que siempre la trató como un tablao flamenco y nunca le quiso dar su libertad para decidir como pueblo. Blas Infante hubiera estado orgulloso de ellos. 

Musicalmente el tema es de lo más grandes de la formación sevillana. Una mezcla de sombras y luces, de la mano del sonido tan característico de la banda, creando una sinfonía surena de tonalidades arrebatadoras. Luz y tinieblas, noche y día, esperanza y tristeza. Todo esto encontramos en este himno sin parangón de la musica de nuestro país. 

“Luminosa Mañana” sigue con los ecos dejados por la canción que abre el álbum. Un tema que parece sencillo, con poca composición, pero que en su desarrollo va ganando fuerza y poesia engrandeciendo su lugar dentro de este puñado de canciones que nos ofrecen los andaluces. “Hoy he visto la luz que todos llevamos dentro”, nunca una frase dijo tanto en una canción.

“Recuerdos De Una Noche”, es una alegria hecha canción. Y nunca más lejos de mi aseveración. Nos encontramos ante una bulería con trazos eléctricos que le dota de un carácter al tema incontestable. Los solos de Antonio Pérez son maravillosos, pura magia. La canción es un monumento al ecleticismo y a la vanguardia. Una felicidad pura de canción en donde cómo siempre la voz de Jesús De La Rosa se convierte en cicerone hacia la tierra de Nunca Jamás. 

“Sé De Un Lugar”,mezcla a la perfección el dibujo preciosista del relato de Jesús De La Rosa, con la contundencia de la guitarra elèctrica y el teclado. Parece una conversación entre amigos en las que hay diversidad de opiniones sobre un tema, pero al final se reconcilian. De nuevo se nos muestra oscuridad y luz a cada paso del corte, un artificio musical muy utilizado por Triana. La verdad es que su música es como la vida misma, tenemos altibajos para sentirnos vivos y nos sentimos vivos por tener altibajos. Maravilla. 

“Diálogo” está atrapada por el bajo de Manolo Rosa, que se acompaña por los teclados para ir creando una atmósfera aflamencada que rompe con la guitarra española de “Roadway”. Posiblemente sea el corte del disco en el que se nos muestran más los distintos origenes de los músicos que componían la banda. Un corte directo y lleno de vida. 

La obra maestra del disco llega con “En El Lago”, sencillamente el himno por antonomasia de Triana. Comenzar con un gong y acabar con sonidos de corte alienígena, sí así me suena el final de tema, es algo solo que pueden crear unos genios. “En El Lago” es un viaje, una catarsis, una búsqueda de si mismo, una huida de Caronte y su barca, una experiencia sin parangón.

La voz de Jesús De La Rosa te invita a sonar con otros mundos, a visitar otras realidades, hasta que consigas encontrar la tuya. Debo destacar en la parte final la percusión de Tele, uno de los motores de la banda, simplemente un genio. Una canción llamada a ser patrimonio de la humanidad. Es tan bella, que duele al escucharla. 

Terminamos es periplo con la versión de Lole y Manuel que cierra esta obra maestra: “Todo Es De Color”. Canción calmada, lenta, creada para poder descansar de un atribulado Viaje. Triana agarró el estribillo del tema para después de su cosecha unir sonoridades marca de la casa. Todo my preciosista. 

Poco más que añadir. Triana significaron y significan la genialidad hecha música. La búsqueda de nuevos caminos. Ser un intrépido explorador entraña muchos peligros, pero si llegas, y ellos llegaron, es una pura gozada. 

Más grandes que la vida: Triana. 

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