La evolución perfecta del post metal se encierra en “Terra Incognita” (Buensuceso)

Desde su primer trabajo “Inner Winter” allá por 2014, se vislumbraba una inquietud por el vacio, por crear paisajes de una nada apocalíptica, donde las visiones y los espejismos se materializaban en la figura de un bisonte, duro, yermo, pero seguro de sus pasos. Tres años después, abandonaron ese sonido primigenio, abandonaron las visiones creadas por un mundo de sombras para ver la realidad y adecentar su música con un nuevo paso, “ANALOGY: The Sun I Divided Line”, que supuso un antes y un después en el sonido de la banda, dando un paso de gigante hacia el frente y que a pesar de las adversidades, la creación no tiene límites. En él ya dejaban atisbar pequeñas pinceladas de lo que estaba por venir. Y es en este año 2020, un año marcado ya para la posteridad en el calendario y en la memoria colectiva mundial cuando aparece “Terra Incognita”(2020), haciendo referencia a lo desconocido, a una tierra no marcada en los mapas donde la expresión “Hic Sunt Dracones” (Aquí hay dragones), marcaba los límites de la realidad y los chicos de Buensuceso, han adquirido su sumun máximo con un nuevo trabajo donde el post metal va más allá, otorgándole un toque de aire fresco a esta escena.

Si su anterior trabajo lo grababan en los Estudios La Mina (Sevilla) junto al más que reconocido Raúl Pérez, en esta ocasión han apostado por el producto local, Estudios Bombtrack (Úbeda, Jaén), con David F. Castro, todo un especialista y muy reconocido en el sur grabando para Hora Zulú, Xkrude, Aria Inferno…, además como novedad en este trabajo cuentan con la aportación de su nuevo guitarrista Andrés Rodríguez, encargado también de realizar su precioso artwork y con los teclados y synths de Manuel Cantero, en su último trabajo con la banda, a la que recientemente han incorporado para el futuro en los mandos de ambientaciones y atmósferas a Loren.

En lo musical, “The Awakening Of Third State” presenta un cambio de paradigma, pero guardando su estética musical que han venido trabajando y evolucionando desde el primer álbum, unas atmosferas muy envolventes, donde los teclados dejan su seña de identidad, una batería marcada y muy rítmica (David Moreno), sobre la que se monta las redes de guitarras y bajo (Andrés Rodríguez, Sergio Espinosa y Ed Xavier, respectivamente); pero lo más importante y novedoso es la voz de Sergio, que le da un empaque al conjunto de gran nivel, adquiriendo otro galón mas, dentro del post metal, destacando esos pasajes doblados y la voz limpia, y de la que ya nos había dejado pequeñas notas al final del tema “Wunderkammer” donde colaboraba en los growls, un servidor perteneciente a la banda Goddamn, y que aquí se encarga el propio Sergio con sus rasgados poderosos para matizarnos mensajes, en uno de los temas del álbum, en el que echo de menos un final apoteósico, pero sigue siendo una de mis preferidas.

Pero no todo lleva voz, siendo un acierto, disponiendo los temas como un entrelazado perfecto entre la reflexión con “Same Solitary Dilemma”, donde la musicalidad retoma su magia con una parte central mágica y etérea, echando la vista hacia su anterior álbum y aunando, el nuevo paso de gigante que han dado con “Silene”, que se desliza como las notas acariciadas del bajo de Ed, como una bella tonada mitológica, que aguarda su acometida final con un solo de guitarra cargado de emotividad, antes de “Without Means Of Reach – The Giants”, donde los riffs se convierten en enormes pisadas de poder, muy acorde a su titulo y que tras un pasaje musical celestial, vuelve a las andadas como un deja vu.

Con “How Did We”, se apoyan en una percusión electrónica inicial, siendo más efectiva en directo que en el álbum, pero arropada con gran elegancia en los mandos de Manuel Cantero, e irrumpir con la fiereza de sus guitarras y voces, un señor tema que te recordara a bandas como THE OCEAN o CULT OF LUNA, donde el ying y el yang están muy presentes. “An Ablazing Fire” es intimista e irradia gran calidad, como si sacaras el dolor desde tu alma, a través de unos tonos crecientes de voces y de unas atmosferas muy envolventes, una delicia escucharla en vivo, puedo dar fe de ello. El cierre de este trabajo lo pone “Contusión”, que para mí ha sido toda una sorpresa, cantada en español y con unos arrastres de guitarras recargados por el desierto donde los espejismos se confunden con la realidad y que pondrás una y otra vez en tu reproductor parta interiorizarla y hacerla tuya. 

Buensuceso, se han coronado con su mejor trabajo hasta la fecha, reestructurando el post metal que venían haciendo en un paso de gigantes, que pondrá el listón muy alto para trabajos posteriores, pero que dejan claro que la calidad nacional va en aumento.

Sello: Autoeditado

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