Jazmín Abuin Janeiro: “La libertad de expresión es imprescindible, pero la libertad no exime de responsabilidades”

Actriz, cantante, cómica. Entrevistamos a la polifacética Jazmín Abuin Janeiro. Nos habló de su carrera profesional, su manera de ver la vida y su opinión de algún que otro tema espinoso…

Antes de nada, como en todas las entrevistas que hago, hablanos en unas líneas de ti, a modo de presentación. 

Qué difícil es esto de hablar de una misma… Pues me llamo Jazmín Abuín Janeiro… soy de Vigo hasta la médula, de madre canadiense y residente en Madrid… Soy actriz, cómica y cantante desde antes de aprender a hablar. La música y el humor son mi manera de relacionarme con el mundo. Galleguiña, de madre canadiense, educada con Post-its con caritas y con nombre de princesa Disney… Riquiña de nacimiento y retranca queen por supervivencia. 

He trabajado en muchos musicales, he hecho series de TV, cine, teatro, conciertos… pero cuando hago comedia, es “casiña”. 

Amo a mi tribu por encima de todas las cosas. Esa formada por mi familia de sangre y mi familia elegida; los amigos que son ya más hermanos que amigos. Y mi persona favorita del mundo se llama Mateo, tiene 4 años y es mi sobrino. Y mi profe de casi todo. 

Un buen día te levantas por la mañana, te miras la espejo y dices: quiero ser artista… ¿cuándo y por qué decidiste serlo? 

No fue una decisión. Porque, para mí, no es algo racional. No nace de una idea o de un pensamiento. Nace de una manera emocional, o incluso visceral de comunicarme con el mundo. Canto desde que tengo uso de razón. Cogía el batidor de huevo de la cocina y lo usaba como micrófono. El primer regalo que pedí fue un micro. La música es uno de mis “idiomas”. Tengo la suerte de que mis padres escuchaban muy buena música. Con tres años, en vez de cantar canciones infantiles, yo cantaba canciones de Janis Joplin, de Queen, de la Credence… 

Y liaba a los hijos de los amigos de mis padres para inventarnos obras de teatro y representárselas a nuestros padres. Escribía, me aprendía poesías y las recitaba, y, como dicen mis padres, yo no discutía, montaba “asambleas” en las que defendía mis ideas con tantos puntos de vista y argumentos que pensaban “o va a ser artista, o se va a dedicar a la política”. Y la política no me ha llamado nunca la atención. Porque una de las cosas fundamentales que me aporta el arte es poder decir lo que pienso de verdad e intentar buscar una manera creativa de expresarme y atreverme a comunicar sin sentirme condicionada. El arte para mí es libertad.  

¿Te consideras más actriz que humorista, o viceversa?

¡Odio esa pregunta! Sé que es normal hacerla. Es más, todo el mundo me la hace. Pero no podría responder si quiero más a mi hermana, a mi sobrino o a mis padres. Los quiero de formas distintas, pero con la misma intensidad. No sé ni “qué soy más” ni “qué me gusta más”. Las dos cosas forman parte de un todo. Bueno, las tres. Porque también me siento igual de cantante que actriz. En este país parece a veces que si haces varias cosas es porque no eres especialista en ninguna. En otros países, un artista se considera más completo cuantas más ramas del arte abarca. Al final son diferentes maneras de comunicar. Pero si tuviera que elegir, lo que sí sé es que como humorista me siento en casa. Porque trabaja la actriz, pero con su propio texto y no con las palabras que han escrito otras personas, lo cual hace que las cosas salgan desde un sitio muy honesto y muy especial. Porque reírse de una misma es lo más sano del mundo. Y porque también integro a la cantante y a la periodista, con lo cual es el ámbito en el que puedo unir todas las partes de mí y aprovechar todas las herramientas que he ido sumando a lo largo de toda mi vida. Incluso los idiomas, el hecho de ser gallega, de madre canadiense y vivir en Madrid, los sitios que he visitado, mis tres lenguas maternas… todo se junta y me da una identidad como cómica. Todos tenemos una identidad que está formada por vivencias, aprendizajes, trocitos de nuestra personalidad, costumbres… y poder enseñar tu identidad en un escenario como si te desnudaras, aunque da mucho vértigo y es una responsabilidad, también es un privilegio. 

¿Qué es para ti el humor? 

Todo. Es una de las armas más poderosas del mundo. Además de artes escénicas estudié periodismo. A veces me preguntan por qué preferí ser actriz. Y siempre digo que, por desgracia, el periodismo, a veces, va de contar mentiras o medias verdades disfrazadas de verdades. Ser actriz me permite contar verdades disfrazadas de mentiras. Y ser cómica me permite hacerlo, además, desde la ironía y con una sonrisa. Y que la gente se ría. Que nos riamos de nosotros mismos. De nuestros miedos. De nuestras “mierdas” (perdón). Que nos miremos al espejo y digamos “pues vaya cuadro lo que estoy viendo, pero mira tú qué cuadro más gracioso”. La risa es sanadora. Y creo que sólo las personas inteligentes tienen la capacidad de reírse de sí mismas. De hacer autocrítica, pero no desde esa culpa y esa angustia que nos han metido en vena. Sino desde el reconocerse, aceptarse e intentar tener la humildad de querer avanzar. 

Para mí la “retranca” es mi desahogo. Me quita peso y cargas. Es un “hala, ya lo he soltado”. 

¿Cómo ves a nuestro país en el plano humorístico? ¿Somos un país com humor? 

¡Muchísimo! Siempre digo que cuando en España pasa algo, llegan antes los MEMES al lugar en cuestión que el acontecimiento en sí. Hay tanta gente con tantísimo sentido del humor y talento para la comedia… y no me refiero sólo a en el terreno profesional, que también. Me refiero a como sociedad. Lo que quizás deberíamos revisar es el doble rasero. Cómo nos permitimos reírnos de todo menos de lo que nos toca de cerca.  

El tema de los límites del humor siempre es polémico, ¿todo vale dentro del humor? ¿Cómo ves que compañeros/as sigan haciendo chistes de mal gusto sobre algunos colectivos? 

Primer jardín botánico en el que me voy a meter hoy, jajaja. Yo creo que la gente tiene derecho a hacer humor sobre lo que le dé la gana. Pero creo que el mismo derecho tiene el receptor a ofenderse. La libertad de expresión es imprescindible, pero la libertad no exime de responsabilidades. Es más, creo que es al contrario. Cuanta más libertad, más responsabilidad deberíamos tener a la hora de hacer uso de ella.  Pero creo que hay un problema de proporcionalidad. Si tú te ríes de algo mío que me hiere profundamente, tengo todo el derecho a enfadarme, a contestarte y a decir que tu chiste es una mierda. Pero denunciar tu chiste, por ejemplo, y llevarte ante los tribunales, o pegarte un puñetazo… me parece cruzar una línea muy, muy peligrosa. ¿Quién determina qué es ofensivo y qué no? ¿En qué medida? 

Y con respecto a los cómicos… entiendo que, al estar más expuestos, al tener más difusión, estamos más en el punto de mira. Pero no es justo que se exija a un cómico ser políticamente correcto siempre, porque entonces, no puede hacer su trabajo. ¿Acaso se lleva a juicio al señor que hace un chiste de mal gusto en un tanatorio y todos los presentes se quedan con cara de “te has pasado”? Es curioso. A veces se nos exige más responsabilidad política, por ejemplo, a los cómicos que a los políticos. 

¿Alguna vez te has arrepentido de hacer un determinado chiste? 

Alguna vez me he arrepentido de NO hacerlo. No me gusta herir los sentimientos de nadie, faltar al respeto ni ofender gratuitamente, pero tengo un compromiso conmigo misma de no caer en la autocensura, y alguna vez, me he autocensurado sin querer. Pero he sido consciente de ello y me he propuesto que no volviera a pasar.

Mi humor, al ser tan irónico, no suele ofender, pero me “mojo” mucho social y políticamente, y, sobre todo en redes, a veces pienso “verás tú la que me va a caer”. Hay un ejército con la escopeta cargada dispuesta a enfadarse con todos los que piensen diferente a ellos. 

De todas formas, me cuesta muy poco trabajo pedir disculpas. Ya sea con un chiste o con un comentario, a veces podemos perder la razón en las formas, y creo que estamos popularizando el no dar el brazo a torcer como si nuestra dignidad dependiera de que se nos dé la razón en absolutamente todo, en una cuestión de “ganar”. Y para mí no hay nada más digno que saber parar a tiempo … A veces perdemos demasiada energía en batallas que no vale la pena librar. 

El mundo de la comedia se está abriendo poco a poco a la mujer ¿cómo has vivido esto? 

Yo no creo que el mundo de la comedia se haya abierto poco a poco a la mujer. Creo que ha habido mujeres que han abierto camino poco a poco en la comedia. 

Para mí ha sido fácil. A mí me ha costado más abrirme camino como actriz y como cantante que como cómica. También es cierto que son caminos paralelos y yo llevaba mucho sembrado y recorrido. Pero estoy convencida de que yo no estaría aquí, con las puertas abiertas y sin tener que hacer nada más que mi trabajo, que es escribir y hacer reír, si no hubiera habido otras antes que yo que me han allanado el camino. Porque derribar muros cansa y desgasta física, psicológica, económica y emocionalmente, y eso hace imposible subirse a un escenario en igualdad de condiciones. 

Yo he oído a un programador decir: “esta no, mujeres no queremos. No funcionan”. Sin saber, siquiera, de qué cómicas les estaban hablando. O a un representante decir “es que a vosotras os tiran para abajo ya de entrada. No me han dado ni la opción”. Estas cosas siguen pasando. Y es ridículo que a estas alturas sigamos así. Pero he de decir que a mí casi no me ha pasado.  Lo que yo he vivido es que vienen a verme tanto hombres como mujeres y se ríen por igual. Y que ha habido compañeros y compañeras que me han abierto las puertas de par en par. Y lo mismo, la mayoría de los teatros, productores, ayuntamientos y locales. Pero, insisto, esto no sería posible sin todo el trabajo que han tenido que hacer y todo lo que han tenido que aguantar las cómicas que llevan en esto más tiempo que yo. 

¿Has sentido machismo en el mundo de la comedia? 

Claro que sí. Es que vivimos en un mundo estructuralmente machista, con lo cual, salpica todos los ámbitos de nuestra vida. No sólo es el prejuicio de “las mujeres son menos graciosas”, que, por cierto, es un debate absurdo, más que nada porque los “jueces” de esa premisa son, básicamente, hombres. Y hombres que están acostumbrados a consumir un tipo de humor muy concreto. O la reticencia que aún tienen algunos programadores en programar mujeres. También leo, a veces, algún comentario de tipo “fui con mi chica y sorprendentemente me reí tanto o más que ella”. O se me han acercado alguna vez en la puerta del teatro y me han dicho cosas como “eligió ella, pero me ha encantado” o un grupo de amigos y amigas que me dijo “tía, nos hemos reído muchísimo. NOSOTROS también”, como si les sorprendiera habérselo pasado bien. 

Pero está cambiando. Yo creo que el público lo que quiere es reírse. Le da igual con quién. Es un error terrible infravalorar al espectador. Tenemos que ir siempre un paso por delante, no por detrás. Es súper paternalista (he aquí, el machismo again) y condescendiente “proteger” al público de “lo nuevo”, por si no lo sabe digerir. Creo que, afortunadamente, cada vez hay menos programadores y productores que piensan así, y que se van a quedar atrás. 

El patriarcado en el que vivimos siempre se ha encargado de vetar a la mujer en todo lo que ha podido, incluso prohibiéndole la risa, ¿qué tienes que decir a los que dicen que las mujeres no tienen sentido del humor?

Quizás, lo primero que habría que preguntarles es a cuántas cómicas han ido a ver. Como ya sé la respuesta, les recomendaría a unas cuantas. Y, en el caso de algunos, (no voy a generalizar porque no es la mayoría la que piensa así), quizás es que no saben reírse de sí mismos y en cuanto un chiste les hace revisarse un poquito, dejan de escuchar. Sólo entienden el humor si el chiste empieza por “iba un mariquita por la calle” o por “a mi mujer le duele la cabeza”. 

¿Qué meta tienes como artista? 

Mi meta es mi día a día. Trabajar en lo que me gusta y poder vivir de ello. Y a día de hoy, es así. Así que lo único que puedo hacer es estar agradecida y seguir trabajando mucho. Ahora mismo estoy grabando varias sesiones para una serie de comedia, trabajando los fines de semana en El club de la comedia, sigo con mi show, voy a participar en un par de programas de humor de televisión… ¿mi meta? Que dure. Y, ya que estamos, como las cosas hay que verbalizarlas para que se materialicen… seguir combinando el teatro con la TV… e ir a “Tu cara me suena”. 😉

¿Cuál es la función que mas recuerdas con cariño?

Hay muchas funciones muy especiales por distintos motivos. Algunas, inolvidables. No sabría elegir. Soy muy feliz encima del escenario, tanto como cómica como cuando trabajo en teatro y musicales… pero, recientemente, en uno de mis shows, en Vigo, estuvo mi abuela entre el público. Y yo hablo de ella en mi monólogo. Ella es la “riquiña” auténtica y original. Todo el mundo le aplaudió y me bajé del escenario a darle un abrazo. No voy a olvidar su cara nunca. Para mí, estos momentos lo son todo. 

¿Qué estás haciendo ahora mismo en el plano artístico? 

Como te comentaba, sois una de las cómicas de El club de la comedia, y la temporada que viene seguiré estando. También volverá a Madrid mi monólogo después del verano. Habemus segunda temporada ;). Estoy con una serie de comedia a nivel nacional y participaré también como invitada en el programa de la TVG “Malo será” este verano. Y alguna cosilla más hay por ahí de esas que no se pueden contar y te obligan a decir frases absurdas de tipo “se vienen cositas…”jajajajaajja

¿Te consideras feminista?

Es que no entiendo cómo alguien puede no serlo. 

 ¿Cómo estás viviendo los enfrentamientos entre sectores del feminismo a raiz sobre todo de la ley Trans? 

Y… ¡segundo JARDÍN!. Lo que más rabia, pena e impotencia me genera es que, tras siglos sin poder hablar las mujeres alto y claro, cuando por fin estamos empezando a acercarnos un poco a la igualdad, a que se nos escuche, a poder alzar la voz, cuando por fin se abre un debate, el debate se convierta en enfrentamiento y el enfrentamiento en un “conmigo o contra mí” y en tener miedo a dar una opinión porque digas lo que digas todo el mundo se te echa encima. 

Jamás se ha conseguido nada sin el diálogo. Sin escuchar. Sin empatía. Y no aprendemos. 

Yo quiero que avancemos en derechos para todo el mundo. Por supuesto que no debe quedarse nadie atrás. Pero hay que asegurarse de no retroceder en unas cosas para avanzar en otras. Vamos, lo que de toda la vida se ha llamado “desvestir un santo para vestir otro”. 

No te voy a decir que nos cuentes un chiste, pero si me gustaría saber qué es lo que más te hace gracia…

Me hace gracia la torpeza. Especialmente, la mía. Creo que nos humaniza. Nuestras “cagadas”. Como individuos, son parte de nuestra identidad y como sociedad, también. Y canalizar las cosas que me molestan o enfadan a través de la ironía. Probablemente eso me haya evitado una úlcera. “Entre broma y broma, la verdad asoma”. Algunas de mis seguidoras me apodaron “retranca queen”. Y me lo quedo. Esto de tener un nombre y un apellido raro hace que no te pongan motes en el cole, así que, ahora que tengo uno, me lo quedo. Y me encanta. 

En Mautorland nos gusta hablar de cultura… recomiéndanos un libro.

“Yo es que si no sale en Netflix”… JAJAJAJAJAJAJ. Se me vienen a la mente unos cuantos, pero voy a recomendar “Por si las voces vuelven” de Ángel Martín. Estamos tardando demasiado en dar a la salud mental la importancia que tiene. 

Dedícanos una canción… 

Eso es más complicado porque tengo millones de canciones favoritas. Pero, como siempre recomiendo música en inglés, hoy voy a barrer para casa y os voy a recomendar “Matriarcas”, de la gran Guadi Galego, “Milonga de aquí” de Ses y “Todo cambia” de Tanxugueiras y Huecco. Todas ellas, mujeres gallegas que componen cosas preciosas con mensajes importantes.

Te dejo este espacio para que digas lo que quieras a modo de cierre.

Marcho que teño que marchar. He hablado ya mucho y mi madre siempre dice que es mejor que te echen de menos a que te echen a secas. 

Pero, ¡larga vida al humor, keep calm and be riquiñ@s!

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