Joaquim Bosch: «Debemos conceder a las personas migrantes más derechos»
Entrevistamos al Magistrado Joaquim Bosch con motivo del lanzamiento de su último libro «Jaque a la democracia».
Deben estar muy mal las cosas para que hagas un libro llamado “Jaque a la democracia”. ¿no?
Hay serios riesgos para el sistema democrático a nivel global, que se han agravado desde la última victoria de Trump en Estados Unidos. De hecho, en el ámbito europeo, los discursos autoritarios que cuestionan los principios de la democràcia pluralista están muy presentes en casi todos los paises. En España también hay peligros notables de retroceso en materia de derechos y llibertades.
¿Qué te impulso a escribir un libro así?
La constatación de que la democràcia parecía un sistema político incuestionable, pero cada vez es más cuestionado por sectores crecientes de nuestras sociedades.
La acometida mundial de la ultraderecha es algo que se veía venir, ¿qué hemos hecho mal?
El auge ultraconservador es en gran parte un síntoma de los fallos del sistema democrático. No podemos presumir de vivir en una democracia sin garantizar el derecho a una vivienda digna, sin dar cobertura a las necesidades básicas de todas las personas o sin asegurar un futuro esperanzador a la gente más joven. En esas batallas nos jugamos el futuro del sistema democrático. De hecho, no es casualidad que se concentre en los jóvenes el mayor apoyo a los postulados antidemocráticos, porque creen de forma comprensible que el sistema político no está solucionando sus problemas.

Se habla mucho ahora del término “polarización”, para señalar que hay una especie de dos bandos irreconciliables… pero en una lado yo veo solo a los que defienden a los DDHH y por otro los que los pisotean… ¿es adecuado el término?
Depende de cómo se utilice ese concepto. Una sociedad polarizada en múltiples opciones no es necesariamente negativa, porque eso es una muestra de que hay pluralidad y de que la ciudadanía puede elegir entre propuestas políticas diferentes. Lo que puede ser negativo es la “polarización afectiva”, que implica que cada vez respetamos o escuchamos menos a quienes piensan de forma distinta a nosotros. Y ahí tiene bastante incidencia la irrupción de formaciones de perfil ultraconservador, que creen que solo ellas encarnan a la nación auténtica y piensan que quienes no están con ellos son traidores a las esencias de la patria. Esos planteamientos generan una espiral muy perniciosa para la democracia.
¿Qué papel crees que ha llevado a cabo la Administración de Justicia en este ambiente tan enrarecido?
El poder judicial forma parte también de la sociedad. Los jueces y juezas no vivimos en una campana de cristal. Y, además, los organismos europeos nos dicen que en España la cúpula judicial está muy expuesta a injerencias partidistas. A partir de ahí, resulta necesario adoptar medidas que garanticen plenamente la imparcialidad judicial y eviten las dinámicas del lawfare.
Los medios de comunicación han pasado de ser el llamado cuarto poder, a ser el poder en sí mismo… ¿tanto llegan a manipular a la sociedad?
La prensa como cuarto poder implica una labor independiente de vigilancia de los poderes estatales y también de los poderes económicos. El hecho de que una buena parte de los medios estén en manos de grandes empresas lleva a la volatilización de ese cuarto poder. El periodismo se convierte en propagandismo al servicio de esos poderes económicos. Y eso también debilita enormemente a la democracia.
¿Por qué crees que se quiere desmantelar el Estado social y de derecho?
En los países en los que ha habido Estados sociales muy desarrollados, se ha producido un pacto entre capital y trabajo. Las prestaciones sociales han sido financiadas por las grandes empresas, a través de medidas de redistribución fiscal. Se trata de dinámicas que llevaron a algunos países a construir las sociedades más democráticas del mundo. En España los poderes económicos nunca han querido realizar aportaciones semejantes, lo cual explica que nuestro Estado social esté a gran distancia de las democracias más avanzadas. Actualmente, en el mundo occidental hay una una tendencia bastante regresiva: la gran empresa busca eludir esas responsabilidades. Y eso es correlativo al fenómeno global del retroceso democrático.
La xenofobia es una de las armas que utiliza la ultraderecha para armar su discurso, ¿qué podemos hacer para luchar contra él?
Debemos conceder más derechos a las personas migrantes. El racismo y la xenofobia avanzan en contextos en los que las personas extranjeras sufren situaciones de marginación, explotación y clandestinidad. Atacar a los más vulnerables es más sencillo que hacerlo con personas que pueden participar realmente en la vida colectiva. La igualdad en derechos es crucial. Y todo eso implica regularizar las situaciones de precariedad laboral, agilizar los trámites de residencia y facilitar el acceso a la nacionalidad.
En la política de nuestro país cada vez más se percibe un desapego entre la ciudadanía y la acción política, ¿quién se beneficia de esto y por qué?
Se benefician muy especialmente los discursos antidemocráticos. Y la realidad es que, allá donde no hay políticos, lo que veremos son dictadores. Pero la democracia también están cometiendo errores. Y la falta de medidas contra nuestros elevados niveles de corrupción es uno de los peores ejemplos, porque las prácticas indedentes incrementan enormemente la desafección ciudadana.Y también es muy negativo que los partidos tradicionales se hayan distanciado de la ciudadanía, que a menudo los percibe como agentes que solo buscan intereses gremiales para sus dirigentes. Hay que fortalecer las instituciones democráticas, democratizar la vida interna de los partidos y diseñar mecanismos reales de participación ciudadana.
Desde la justicia, ¿qué medidas se pueden tomar para amparar al ciudadano ante tanta indefensión?
La justicia no debería ser percibida como un espacio al servicio de los más poderosos. Al contrario, como explica Ferrajoli, la justicia ha de partir de la perspectiva de ser la ley del más débil. Y eso implica corregir desequilibrios, proteger los derechos sociales, dar amparo a los sectores más desfavorecidos. Al contrario de la ley de la selva, en la que prevalecen los más fuertes, la concepción de los derechos supone un núcleo de reconocimento de la dignidad de todas las personas. Y el poder judicial debe ser el garante de ese reconocimiento.
Mautorland es una web cultural, hablemos algo de música, ¿cuáles son tus gustos musicales?
Soy bastante ecléctico musicalmente. Me gusta cualquier tipo de música, siempre que me parezca de calidad. Yo soy ochentero generacionalmente. Y crecí con el pop y las más variadas líneas de rock, de punk o de heavy metal. Pero también me encantan bastantes cantautores, la música indie o la música electrónica bien hecha. Y, por supuesto, sigo enganchado a esa música clásica que nunca pasa de moda.
¿Cuál es tu primer recuerdo asociado a la música?
Mi primer recuerdo musical de niño es el de mi abuelo tocando la guitarra clásica. Él impartía clases particulares de guitarra a alumnos en la casa familiar y, además, pasaba muchas horas tocando cada día con verdadero entusiasmo. Mi abuelo pertenecía a una tradición musical que se remontaba a Francesc Tárrega, el padre de la guitarra clásica actual, que tuvo muchos seguidores en tierras valencianas.
¿Qué canción le pondrías a un delicuente condenado en prisión?
Le pondría “Here Comes the Sun” de los Beatles. Para ayudarle a reflexionar sobre que siempre podemos renacer, empezar de nuevo y aspirar a que llegue el sol a nuestras vidas.
En el ámbito del cine, ¿qué película dirías que refleja de manera exacta el mundo de la justicia?
A mí me gusta especialmente “Vencedores o vencidos” de Stanley Kramer. Inspirada en los procesos de Nüremberg, relata el juicio en el que los juristas nazis más destacados son juzgados por jueces de los países aliados, que deben analizar las injusticias que aquellos perpetraron en el ejercicio de sus funciones. La película refleja muy bien las tensiones entre los deberes judiciales y los valores de la justicia.
Para los seguidores de Mautorland, ¿por qué deberían leer tu libro “Jaque a la democracia”?
Es un libro que intenta mostrar que la alternativa a la democracia es el abismo. Nos jugamos bastante si no cuidamos y reforzamos el sistema democrático. Y ahí la implicación ciudadana es absolutamente fundamental.