Marina Lobo: «Me gustaría que la gente se preguntara si la persona a la que apoya considera que es buena persona»
Entrevistamos a la cómica, periodista y escritoria Marina Lobo con motivo de la publicación de su novela «La mejor empleada del mundo».
¿Periodista o cómica? ¿Cómo te definirías?
Ahora mismo me definiría más como cómica, pese a ser periodista de formación, porque es a lo que me dedico actualmente.
¿Qué es para ti el humor?
Para mí el humor es, sobre todo, sorpresa. Como un grito en mitad de una reunión de banqueros. El humor puede ser divertido, tierno o incómodo e incluso llevarte a la tristeza para después llevarte a la risa, pero sobre todo lo que tiene que ser es sorprendente.
¿Tiene límites el humor?
La sociedad tiene límites y los contextos también. Creo que algo imprescindible para hacer comedia es que como cómica explores cuáles son esos límites para ti. Todas nos hemos pasado alguna vez de frenada y por pasarnos de frenada no quiero apelar a este concepto tan manido de ser “políticamente incorrectos”, sino de hacer un chiste con el que después ni siquiera tú misma te has sentido bien o, por explicarlo mejor, no ha sido lo suficientemente gracioso para lo que ha generado. Creo que esos cómicos que secabrean y gritan a los cuatro vientos que “ya no se puede decir nada” están enfadados porque ya hay una parte importante de la sociedad que no se ríe de sus chistes machistas y homófobos. Ellos los pueden hacer, pero la respuesta ya no es la misma y, tristemente, muchos de ellos no saben crear otra cosa y pretenden que cambie la sociedad para volver a tener gracia.
Estás muy implicada en el activismo social, ¿cómo ves el panorama actualmente?
Desde el punto de vista de la comedia hay mucho que comentar porque pienso que un mundo absurdo como el que estamos viviendo requiere de altas dosis de risa para no caer en la desesperación. Eso sí, como persona que se preocupa por los derechos humanos, por el cambio climático y por los movimientos sociales, el panorama es desolador y, lejos de unirnos más a todos como suele ocurrir en tiempos de crisis, la sociedad es más individualista que nunca. Por no decir solo lo malo, es verdad que hay ciertas movilizaciones esperanzadoras como la lucha por la vivienda digna, que puede cambiar por completo nuestra realidad.
¿Nos puedes dar una receta para combatir en estos tiempos tan convulsos contra la instransigencia, el racismo y demás males?
Podría dar varias como la educación, la empatía o, simple y llanamente, acercarte a otras culturas que es más fácil que nunca gracias al mundo en el que vivimos y también a internet si no tienes la posibilidad de hacerlo cara a cara. Pero voy a dar una receta más sencilla porque vivimos tiempos rápidos: Me gustaría que la gente se preguntara si la persona a la que apoya (bien sea el presidente de EEUU, el youtuber que grita o el gurú al que sigue en tiktok ) considera que es buena persona. Creo que hay mucha gente muy enfadada con su realidad premiando a gente de mierda, votándoles para ser presidentes del gobierno o dándoles dinero para comprarse su décima casa a personas que son muy ajenas a su realidad y con las que tiene mucho menos en común en cuanto a realidad socioeconómica que gente a la que acaba criticando.
Publicas tu primera novela llamada “La mejor empleada del mundo”, ¿cómo te diciste a escribir esta obra?

Era una historia que ya tenía pensada (y empezada incluso) desde hace un tiempo. Tenía claro que quería escribir una novela divertida y absurda pero también cargada de significado, pero no sabía cuándo hacerlo. No fue hasta que llegó Temas de hoy, que es una editorial que a mí me gusta mucho y de la que ya había leído varios libros , cuando me decidí a lanzarme.
¿Qué te produjo una mayor dificultad a la hora de realizar esta novela?
Para mí la mayor dificultad fue pensar en el todo. Yo he escrito guiones largos y cortos pero siempre mucho más acotados en cuanto a trama. En la novela puedes improvisar, de hecho hay capítulos que fueron surgiendo durante el proceso de creación y personajes que cambiaron, pero sí que tienes que tener más o menos claro desde el principio personajes, trama principal, subtramas y posible desenlace, así como los arcos de desarrollo de cada uno de los personajes. Para mí, que soy bastante de inventar sobre la marcha, fue lo más complicado, pero ha sido algo divertidísimo.
¿Qué has querido conseguir con ella?
Pues creo que la historia es un poco mi tipo de humor: ante todo es una novela divertida y que te hace reír, pero los personajes no están exentos de crítica social y mensaje. Al final la trama principal del libro consiste en una dependienta de ropa de 32 años que vive en un piso compartido a la que un día hacen estallar y el reventón que pega afecta a una sociedad entera. Es una historia de ficción de una persona particular muy divertida que acaba afectando a los demás, algo que ya por sí mismo está cargado de significado: una persona precaria cargada de ira y apoyándose en sus compañeras puede generar un cambio.
En la novela por medio del humor haces una especie de radiografía social actual, ¿con el humor se puede llegar más lejos con el mensaje?

No sé si más lejos, pero creo que permite llegar a gente que probablemente no se acercaría a ciertos mensajes de otra forma.
Vivimos inmersos en la época de la precariedad absoluta, y aún así mucha gente joven sigue apostando por un sistema que les aplasta, ¿qué le podemos decir para que despierten?
Es un tema complejo, porque ahora mismo a través de tiktok están metiéndoles ideas peligrosísimas a chicos de 13, 14, 15 años. A esa edad si conectas con algo es muy difícil que te desenganches, somos muy intensos en la adolescencia y nos gusta defender ideas completamente opuestas a las de nuestros padres y/o profesores. Evidentemente hay que insistir en educar más en las redes sociales, pero también ha llegado el momento de exigirles a las plataformas unos mínimos, que al final son las que están gestionadas por personas adultas que se lucran a base de engañar a las personas más vulnerables.
Se sigue diciendo que no existe brecha de género con respecto a las mujeres, que el feminismo no es necesario… ¿qué se puede hacer ante estos planteamientos?
Seguir avanzando en derechos feministas y seguir insistiendo en la educación, no solo entre los jóvenes, sino también en ciertos sectores como la policía o la judicatura. Hay que educar en la igualdad real. La brecha de género existe igual que existe internet, los coches o el mar, y eso tiene que dejar de ser un debate porque todos los datos lo corroboran, y así es como hay que decirlo y defenderlo.
En Mautorland también hablamos de música, ¿cuál es tu género musical preferido y por qué?
Pues depende del momento porque soy una persona que escucha muchos géneros diferentes según el día y del estado vital. Me gusta el reggaeton, el trap, el indie, el rock, he escuchado algo de k-pop y de afrobeat… ahora que estamos en verano lo que más escucho es pop y reggaeton sin duda.
¿Qué opinas de los géneros urbanos actuales? ¿Los percibes como profundamente machistas o no te lo parece así?
Uf, me encanta este tema. Yo no tengo la respuesta absoluta porque no soy experta en música, pero por lo que yo escucho depende del artista. Hay señores profundamente machistas haciendo canciones machistas como JC Reyes y, según yo lo veo, hay otras artistas que percibo cómo intentan resignificar insultos o adjetivos que se nos ponen a las mujeres, esto lo veo en muchas letras de Bad Gyal por ejemplo y me encanta.
¿Qué banda sonora utilizarías para amenizar la lectura de tu novela?
El nuevo disco de Rigoberta Bandini sin duda alguna porque es sorprendente y divertido, que es lo que yo he pretendido con esta historia.
Un álbum que lo es todo para ti…
Lo que te conté mientras te hacías la dormida – La oreja de Van Gogh y Motomami, de Rosalía
Para los seguidores de Mautorland, ¿por qué deberían leer tu primera novela?
Por el mejor motivo por el que se puede hacer algo: para disfrutar y desconectar por un momento de esta realidad absurda en la que vivimos.
Gracias.

