“Yo soy aquel”, Raphael se vuelve leyenda

La verdad es que nunca me sentí muy atraído por la música de Raphael. A parte de hacer un género musical (canción melódica) que no me atrae per se, su figura representaba para mi el formar parte de una España a la que no me gusta dedicarle mucho tiempo. Los prejuicios son así, te los montas y para bajarte del burro, debe ocurrir algo lo suficientemente importante o simplemente que te llegue como para empezar a cambiar la visión que tienes de algo o de alguien.

Con Raphael el visionado de su documental “Raphaelismo” hizo que me planteara totalmente la visión que tenía de este gran artista. Independientemente de que el documental que he comentado está producido en el seno de la familia de Raphael y que como no podía ser de otra forma, se edulcoran partes de su vida, en él pude descubrir al artista en crudo, al músico que se hizo así mismo y que surgió de la nada. Raphael fue un cantante que rompió múltiples techos de cristal. Venía de clase obrera y solo parapetado con su extraordinaria voz, pudo a codazos llegar a ser un grande. Una vida difícil que le forjó como persona y le hizo ser un tipo duro, nada que ver con la imagen naif que ofrecía a su público. Un artista que se forjó el solo, con ayuda eso sí de algunos amigos (sobre todo la fiugra del compositor Manuel Alejandro), pero en definitiva dueño de su destino desde el principio. Ver artistas como Bunbury, Iván Ferreiro, Alex de la Iglesia hablar maravillas de Raphael, ahondó más en la necesidad de indagar sobre su música, obra y carrera musical.

Pude comprobar con asombro como Raphael había sido un adelanto a su tiempo. Un hombre que no le tuvo miedo a nada, y que llevó al escenario lo que antes en nuestro país nadie había sido capaz. Mezclo géneros musicales sin pudor, interpretaba las canciones en el sentido estricto de la palabra, es decir su manera de cantar es una escenificación en toda regla, es algo que va más allá de cantar una simple melodía. Raphael se rompe por dentro, para recomponerse de nuevo y volver a interpretar otra nueva canción. No exagero cuando digo que no le tiene nada que envidiar a artistas de la talla de David Bowie.

En su época innovó de una manera espectacular y era reconocido fuera de nuestras fronteras como una verdadera super estrella. Si hubiera nacido en algún país anglosajón… quién sabe lo que hubiera conseguido. Acercarse a la discografía de Raphael no es una tarea fácil. Estamos hablando de un cantante que lleva en activo la friolera de 60 años, que ha vendido más de 70 millones de discos en todo el mundo hasta en 7 idiomas diferentes. Un artista que ha sido capaz de reciclarse y acercarse a sonidos más modernos para ser aún más legendario.

Actualmente es también un icono para muchos grupos y artistas indies de la escena nacional, llegando incluso a actuar en festivales como el Sonorama. Para hablar musicalmente de un titán así de grande he preferido acercarme a sus inicios y hablar del tema que le dio a conocer mundialmente. Me estoy refiriendo claro está a: “Yo Soy Aquel”.

Raphael tuvo su gran opotunidad a principios de la década de los 60 al ganar varias veces el Festival de Benidorm. El cantante de Linares aprovechó esa situación para encaramarase en lo más alto del preciado trofeo y lo que es más importante colocarse en una situación perefecta para enarbolar la bandera del cantante nacional melódico por excelencia. Su fama comenzó a subir como la espuma y ya estaba preparado para asaltar el mundo de la canción con una determinación a prueba de bombas. Un hecho aun más importante iba a acontecer en su carrera musical: la aparición de Manuel Alejandro. Manuel Alejandro (cantautor andaluz) dio letra y sentido a la musicalidad de Raphael, y juntos como si fueran Elton John y Bernie Taupin se encargaron de crear un imperio en forma de canciones poco visto hasta esa fecha.

Nace entre ellos una unión casi inmortal rubricada por una de las canciones más grandes creadas por Manuel Alejandro y que se haría legendaria en la voz de Raphael. Nos referimos claro está a “Yo soy aquel”. La canción fue creada por Manuel Alejandro y con aportaciones de su mujer Ana Magdalena. Un tema de amor atronador, desgarrador. Un amante desesperado por hacer sentir a su amada que él es lo más importante que tiene ella y que puede contar con su amor para absolutamente todo. En la voz portentosa de Raphael la canción cobra otra dimensión y se convierte en un torrente de sentimientos y amor hacia la música. Una interpretación legendaria sin duda alguna.

Manuel Alejandro en una entrevista para el País confesaba que había creado el tema “Yo soy Aquel” para Lucho Gatica pero que por diversas causes no se la pudo hacer llegar al cantante chileno. Un contratiempo maravilloso que propicio que al final fuera Raphael quien la convertiera en un himno impredecero. Todo estaba preparado para que “Yo soy aquel” se convirtiera en un himno generacional. Para se necesitaba un impacto internacional. España en esa época sumida en una trágica dictadura tenía pocas posibilidades de ofrecer algo a Europa que en cierta medida lavara su imagen y ofreciera visos de que el país podía entrar de algún modo dentro de la modernidad.

En esos años Eurovisión era el foco perfecto para poder dar luz a las tinieblas en las que estaba sumida España. La elección de Raphael no pudo ser más acertada, sobre todo para él… ya nunca sería lo mismo tras esa actuación en el Festival de la Canción de Eurovisión que se celebró en 1966 en Luxemburgo. Aquella noche del 5 de marzo de 1966 en el diminuto país europeo, Raphael haría una actuación fantástica que le llevo al éxito absoluto allén de los Pirineos. Curiosamente no ganó quedano es sexto lugar, pero la prensa internacional criticó la decisión del jurado exponiendo que la interpretación del genio de Linares era la merecedora del primer premio.

Raphael se erigió en un vencedor moral que atrapó a la audiencia eurovisiva. Volvería dos años después al festival pero ya no le hacia falta más proyección, la consiguió toda aquella noche. Impactó la confianza y seguridad que destilaba. Con un traje oscuro a lmás estilo crooner, asaltó el escenario y la canción brotó de su garganta dejando al respetable con la boca abierta.

Era difícil cautivar con un idioma como el espanyol y hacer que lelgara a toda Europa, pero su ímpetu y arrojo ante el escenario fue más que suficiente para conseguir el objetivo. De la noche a la mañana una canción se volvió leyenda y un artista se convirtió en estrella para el firmamento musical. Comenzaba la Raphaelmania y ya nada volvió a ser igual para el cantante andaluz.

Una canción que con el paso del tiempo se ha hizo legendaria y que ha sido versioanda por multitud de artistas dándole su toque personal. Desde Cherry Navarro, pasado por Imelda Miller, Chayanne, Abraham Mateo o el mismo David Bustamante han querido rendir homenaje a tan insigne monumento a la canción melódica.

Como decimos la carrera de Raphael a partir de ese momento despegó para no volver a tocar el suelo nunca más. Una de nuestras estrellas más legendarias forjó su sueño un 5 de marzo de 1966 y aún  sigue en pie. No podemos más que reconocer la fuerza de este titán de la música que ha sabido adaptarse a todo tipo de cambios sociales sin perder un ápice de personalidad en su música. Un artista imponente de los que ya no surgen. Larga vida a Raphael.  

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