“Rock Or Bust”, el principio del fin de AC/DC

En unos momentos en los que todo apunta a que Brian Johnson estará como vocalista en el nuevo álbum de AC/DC, echamos la mirada atrás y recordamos “Rock Or Bust”, el álbum que para muchos marca el principio del fin de la banda australiana.

Nos pasamos todo el santo día pidiendo a los grupos que innoven. Criticando la falta de ideas tanto en la composición, las letras, la actitud en el escenario etc… Pero cuando en el horizonte aparecen las cuatro letras que todos conocemos, partidas por la mitad de un rayo, nuestras pelotas caen al suelo irremisiblemente .

Ver la publicación de un nuevo álbum de AC/DC entre tus manos es siempre un acontecimiento, es algo que recuerdas, es, en definitiva, una muesca más en tu disco duro. El lanzamiento de “Rock Or Bust”, será siempre recordado al venir asociado con una serie de sucesos que marcaron el devenir de la banda en estos años.

Lo primero que nos vendrá a la mente será la baja que en esa época se produjo. Malcolm Young lastrado por una feroz enfermedad nos dejó huérfanos a todos y sobre todo a AC/DC. En las promos de presentación del álbum, y los vídeos que se lanzaron, dolió no ver al brutal guitarra rítmica acompasando los temas de esta legendaria banda. Incluso uno vislumbraba ver un halo de tristeza en el guitarrista de rock disfrazado de eterno colegial, al verle tocar sin su eterno escudero protegiéndole las espaldas. Por si fuera poco, debemos añadir la frustración que tuvo que manejar la banda, por la ínclitas andanzas de su batería Phil Rudd, acusado por esa época de intento de asesinato, (absuelto por ese delito, pero juzgado por amenazas y posesión de estupefacientes), inmerso en grandes problemas de todo tipo, que le imposibilitaron ser parte integrante del disco.

AC/DC alcanzó en esas fechas su 40 aniversario como banda, la banda ya estaba muy mermada, y quedaba el golpe final que vino después con la enfermedad auditiva de Brian Johnson.

En lo musical este álbum no fue una obra maestra de la banda, pero Angus Young y cía hicieron un señor disco, muy superior a “Black Ice”.

De nuevo se puso a los mandos de la producción Brendan O’Brien, quien ya marcó los designios de la grabación de su anterior larga duración; por tanto como resultado un álbum con sonido impecable, recogiendo de manera fehaciente el boggie rock con tintes blues marca de la casa.

No hubo lugar para las sorpresas, fue un álbum sobrio, directo, de buen rock, con unos temas más que solventes, que reflejaron, de manera clara y meridiana, lo que han sido, fueron y serán AC/DC.

Nos encontramos temas vacilones y con gancho, que solo ellos saben hacer;  “Play Ball”, “Rock Or Bust”, o “Rock The Blues”, te invitaban desde el principio a seguir el rollo de estos australianos legendarios. Había temas con empaque zeppeliano como “Rock Th House”, o “Emission Control”, que no paraban de enseñarnos el camino del rock eterno. En la parte final del álbum nos encontrábamos el temazo “Baptism Of Fire”, que le dio un gran vigor a la obra. Por último aromas ochenteros asomaban en cortes como “Dogs Of War” y “Hard Times”, recordando la época más metálica de la banda.

Fue un álbum digno, que pudo servir de despedida perfectamente para el grupo. Hablar de un adiós definitivo de AC/DC parece estar cercano. Angus sigue manteniendo la llama encendida.

El tiempo le dará la razón o no a Angus por no parar la máquina ya, lo que no se le puede negar ni a él, ni al resto de la banda, es que son y serán una leyenda para siempre.

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