“Repentless”, el sello de Slayer es imborrable
Tuvimos que esperar nada menos que 6 años para ver publicado el último álbum de Slayer llamado “Repentless”. Una obra que vino marcada por la salida del grupo del increíble batería Dave Lombardo, y la muerte a los meses de Jeff Hanneman.
Slayer tras editar “World Painted Blood”, entraba en una difícil travesía del desierto y se encontró con la disyuntiva de dejar terminar así su carrera musical, o seguir un poco más al pie del cañón. Decidieron lo segundo, incorporando a la batería en principio a John Dette, y siendo posteriormente Paul Bostaph el rompe parches elegido. Como todos recordareis ya estuvo en la formación entre los años 1992 y 2001.
Con Gary Holt como sustituto perfecto del desaparecido Hanneman, Araya y King afrontaban la creación de este disco con la mirada puesta en el final de su carrera. Tras el lanzamiento de este álbum, vino una gira mundial, que ha desembocado en la actualidad en el tour final que dice adiós a sus actuaciones en directo, y sin visos en principio de sacar un nuevo álbum. “Repentless”, significa por ahora la última bala en el cartucho de Slayer, y quién sabe si la definitiva.
Fue el primer álbum bajo el sello de Nuclear Blast, y con un nuevo productor al mando: Terry Date. Slayer se quiso distanciar del sonido Rick Rubin para apostar con una nueva dinámica de sonidos, que les hiciera explorar otros campos.
El álbum prosigue la senda de lo hecho por Slayer en los últimos años. La labor compositiva recaería en Araya y King, que solventaron con nota el envite. La sombra de Hanneman seguía siendo alargada, y utilizaron un tema creado por él mismo llamado “Piano Wire”.
En líneas generales el álbum rezuma agresividad, fuerza, y metal por los cuatro costados, recordándonos álbumes como “South Of Heaven”, “Seasons In The Abyss” o “Divine Intervention”.
Temas como “Repentless”, “Take Control”, “Cast The First Stone” o “Chasing Death” guardan la quintaesencia del sonido de Slayer, lleno de riffs infernales, sección rítmica poderosa, y una mezcla perfecta de crossover marca de la casa.
Un álbum que con sus fallos, la batería de Bostaph deja bastante que desear, podría servir perfectamente de colofón a la carrera musical de Slayer. En este puñado de canciones Araya y cía demostraron de nuevo que más de 30 años en la pomada no han sido por casualidad.
Slayer son lo que son. Los odias o los amas, su música puede parecer pétrea, pero está y ha estado llena de honestidad. Una banda legendaria que parece llegar irremisiblemente al ocaso de su vida musical, y nosotros que lo sentimos.
Si “Repentless” es su testamento, nos gustó en su momento y nos sigue gustando.