“Songs Of A Lost World”, el regreso que no esperábamos de The Cure

Hablar de The Cure es hablar de unas de las mejores bandas de rock/pop de la historia. Decir esta verdad irrefutable no aporta nada, pero si nos avisa de que una nueva obra de Rober Smith y compañía es esperada como un acontecimiento en el adormecido panorama musical mundial.

La verdad es que se han hecho de rogar… nada menos que 16 años sin escuchar los lamentos, recuerdos y situaciones nostálgicas a las que la banda británica nos tiene acostumbrados en toda su larga carrera. Una carrera que, todo hay que decirlo, parecía estancada hace muchos años.

Los últimos discos de The Cure estaban faltos de espíritu, de ese aura que los había hecho casi inmortales… todo eso se ha solucionado con “Songs Of A Lost World”. Nos encontramos ante un álbum sencillamente maravilloso. Una creación que sabe a reencuentro con tus viejos amigos, y a la vez a una despedida casi definitiva. Smith lo sabe, sabe que su tiempo en el mundo de la música se va agotando. Nos está preparando una despedida que poco a poco ira cayendo sobre nosotros como lágrimas van a nuestros ojos al recordar a una persona querida que ya no está a nuestro lado.

Robert Smith ha querido crear una obra con una atmósfera, densa, brumosa, llena de delicadeza y tristeza… en definitiva ha vuelto a devolvernos el sello auténtico de The Cure que ya nos maravillara en obras como “Pornography” o “Disintegration”. Un disco que rezuma musicalidad por los cuatro costados. La voz de Smith suena como nunca. En definitiva que podría haber sido editado en los años dorados de la banda y hubiera cumplido igulamente bien su cometido como ahora. Es digno heredero de “Whish”, pero en su reverso oscuro. Aquel álbum lleno de luz nos daba otro matíz de la banda, y este álbum nos devuelve a la marca personal de los británicos. Podemos incardinarlo dentro del espectro de álbumes más oscuros como el ya nombrado “Disintegration” o “Bloodflowers”.

Nos asomamos a los ocho cortes que componen el ábum. Son canciones largas, densas, que no te dejan respiro y que hacen que estés pendiente de ellas como si se tratara de seguir la trama de una historia que va discurriendo ante tus ojos.

Zambullirse en el mar de sonoridades que te plantea The Cure en este álbum es una verdadera maravilla. Pocos artistas en el mundo pueden comenzar un álbum con un tema como “Alone”. Nos encontramos ante un clásico instantáneo en la discografía de los británicos. Una intro instrumental que casi ocupa más de la mitad de la canción para desembocar en la voz càlida y sugerente de Robert Smith. Los aromas a “Disintegration” son más que palpables, en un tema lleno de tristeza, amor y nostalgia.

No queda lejos de la propuesta ya mostrada con el primer single, el tema “And Nothing Is Forever”. Un piano se erige en principal asidero que toma la banda para expresar de nuevo sus sentimientos a flor de piel. Otra canción casi de corte épico y abigarrado. Todo el álbum es una contrucción perfecta de cómo expresar los sentimientos y saber disfrutar de ellos.

Sigue en la misma tesitura la fantástica “A Fragile Thing”, un tema en el que lo eléctrico, asoma de una manera más descarada y nos devuelve a esos The Cure de los 80. Una mirada nostálgica al pasado, incluso me resuenan ritmos del tema “Burn” perteneciente a la banda sonora de The Crow. Una muestra más que maestra de rock, gótico y sonoridad oscura.

“Warsong” asoma como una canción áspera, difícil de digerir. The Cure transitan de nuevo por senderso oscuros y sin aire, como si pertenecieran al futuro y hubieran llegado para avisarte de que el fin del mundo està muy cerca. La distorsión aparece en una decisión firme de desmostranos que se mueven también como pez en el agua en sonidos post/rock-metal. Una canción que nos demuestra que son una banda con un bagaje increíble.

Directa y sin concesiones se nos muestra “Drone:Nodrone”, toto un estudio sobre la redención y el echar cuentas sobre lo vivido en nuestra existencia. Smith se muestra impertérrito ante el rock que es capaz de manejar esta banda. The Cure en estado puro.

Momento clímax del álbum. La balada “I Can Never Say Goddbye” nos hacee de nuevo rememorar tiempos pasados que ya no volverán. Una carta despedida sonora en la que The Cure nos explica cómo ha sido el devenir de su razón de ser durante todos estos años. Sencillamente una maravilla.

Cerramos este sobresaliente álbum con por un lado “All Ever Am”, una canción fresca, que perfectamente podría haber pertenecido a algún álbum de My Bloody Valentine, The Smashing Pumpkins o derivados. The Cure son eternos y están en todas las principales manifestacions musicales desde hace décadas. Maestros sin más.

Llegamos al final con “Endsong”. Una orgia de sonidos eléctricos y orgánicos que nos penetran durante 10 minutos dejándonos con lágrimas en los ojos al ver el nuevo renacer y a la vez despedida de The Cure. La banda de Robert Smith han regresado para decirte que ya les queda muy poco tiempo de activida musical, e invitarte a mirar junto a ellos todo lo conseguido hasta la fecha. Pero lo han hecho no desde lo trágico, si no volviendo con una fuerza renovada y pisando fuerte en la propuesta. “Songs Of A Lost Word” es el regalo que todos los fans de The Cure esperábamos hace años. Gracias, Robert.

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