“Wild Gold”, la vuelta a la vida de Nick Cave
Uno de los trances más duros por los que puede pasar una persona es la muerte de un hijo. Es totalmente antinatural que tu descendiente se vaya antes que tú, pero por desgracia sucede son aisiduidad. Lo normal es entrar en un duelo muy doloroso del que mucha gente no sale, se autodestruye o le sirve para ver la vida de otra manera y valorar lo que tiene a su alrededor para poder seguir adelante.
Pase lo que pase, ya no eres el mismo, es imposible ser el mismo al haber tenido que sentir tanto dolor. Imaginaos si en vez de un hijo son dos en un espacio corto de tiempo… algo así le ocurrió a Nick Cave.
Tras la publicación de la una trilogía oscura y sentida compuesta por los álbumes “Push The Sky Away”, “Skeleton Tree” y “Ghosteen”, que venía envuelta por el duelo por la muerte de su hijo Arthur en 2015 y a su vez precedida por el fallecimiento de su otro hijo Jethro dos años antes, Nick Cave nos presenta “Wild Gold”, una obra de luz, de encuentro consigo mismo, de sentir que la vida te da otra oportunidad para seguir mejorando.
En una entrevista reciente el propio Nick Cave decía a boca llena que la muerte de su hijo Arthur le había cambiado para mejor, le había hecho ser mejor persona… que no sabria dónde estaria ahora si no llega a ser por ese trágico suceso. Un fallecimiento que le ha servido al trobador australiano para mirar la vida de otra manera y sentir que es más útil de lo que él podría nunca imaginar.
Como decimos llegamos a su decimoctavo álbum de estudio, “Wild Gold”. Una obra que sin olvidar de donde viene, mira hacia adelante insuflando nuevos ánimos y luces que se habían disipado por los avatares de la vida. Cierto es que nunca Nick Cave ha sido la alegría de la huerta, pero se había sumido más áun si cabe en una melancolía casi hiriente que le hacía estar sumido en un laberinto sin poder encontrar el hilo de Ariadna y así poder encontra la salida.
La esperanza se abre codazos de manera potente ante tanta desgracia. Nick está preparado para afrontar la última etapa de su vida, habiéndose lamido las heridas y sabiendo que la vida es muy hija de puta, pero que a veces se le puede sacar una sonrisa. No podemos olvidar la importante aportación de los Bad Seeds con Warren Ellis a la cabeza. No es la primera vez ni la última que salen al rescate de Cave y lo acompañan con la decidida misioón de llevar la plasmación de sus sentimientos de manera cristalina en cada una de sus composiciones. Sin olvidar tampoco la aportación al bajo en un par de temas del Radiohead Colin Greenwood.
Un álbum en el que abundan de nuevo esos coros tan característicos en muchas obras de Cave. Su unión con lo espiritual se produce de manera palpable en este álbum, convirtiéndose una parte esencial del mismo. Sublime en algunos pasajes del álbum.
Comenzar con un tema como “Song Of The Lake” te hace reconciliarte con el arte del crooner australiano y te lleva en volandas a pasajes oníricos de una factura maravillosa. Una gran canción para un gran comienzo. Temas como “Wild Gold”, “Conversion” o “Final Rescue Attemp” nos muestran cares diferentes del artista de las antípodas. Muy cercano a lo espiritual y por otro lado un lado más duro de sacerdotiso de la verdad humana que parece que te quiere adoctrinar y meterte en su secta de los últimos tiempos. Genio y figura hasta decir basta.
Muy peculiar me ha parecido el corte “Frogs” una canción que bebe del ideario anterior del cantante transportándote a pasajes musicales ya vividos en los anteriores discos tan oscuros e hirientes de su discografía. Uno de los puntos culminantes del álbum es sin duda “Long Dark Night”, un temarral en forma de balada al piano que toca la fibra directamente y que te recuerda que en este tipo de canciones Nick Cave es simplemente uno de los mejores artistas en su género.
Un tema que también se puede circunscribir a lo anteriormente comentado es “Cinannamon Horses” otra maravilla al piano que te acompaña en un sueño infinito de placidez y bienestar. No puedo olvidarme de “Joy”, un corte que asoma con aromas blues y para agarrarte y no soltarte hasta el final del mismo. La tristeza aflora de nuevo en el mundo de Cave y es hora de acordarse de aquellos que ya no están. Para recordartorio el que le dispensa a la fallecida Anita Lane, pareja de Cave y parte integrante en los primeros años de vida de The Bad Seeds, con el tema “O Wow O Wow (How Wonderful She Is)”. Un recuerdo simplemente maravilloso.
Llegamos al final con la etèrea y coral “As The Waters Cover The Sea”. Un piano, la voz de Cave nos acercan con la punta de los dedos a la divinidad de lo infinito de lo persistente para toda la eternidad… en definitiva llegar al infinito para nunca acabar. Un álbum maravilloso. Un renacer esplendoroso en el que Nick Cave nos apercibe de que nunca es tarde para empezar a vivir y disfrutar de lo que te rodea… ¿puede haber un consejo mejor?