“Dirt”, la obra maestra de Alice In Chains

Menudo año fue el de 1992. En nuestro país, Olimpiadas en Barcelona, Expo de Sevilla, todo parecía a que iba a cambiar; finalmente no cambió nada. Bueno me equivoco, a nivel musical la vida de mucha gente cambió. Ese año fue a nivel de lanzamientos musicales, sencillamente brutal. Muchos discos y de un nivel altísimo. De entre las publicaciones de esa época, destaca una. Un álbum mágico, brutal, demente, que impactó a nivel mundial de una manera casi salvaje. Se trata del segundo álbum de estudio de Alice In Chains, me estoy refiriendo claro está a: “Dirt”.

“Dirt” fue un álbum complicado de escuchar para un chaval como yo en esa época. Una obra oscura, depresiva, que te molestaba e incomodaba oírla pero que a la vez te resultaba atrayente como todo lo prohibido. Era el reverso más oscuro de la era Seattle, ellos representaban la cara menos amable, si es que la tenían, del movimiento grunge. Además Alice In Chains, fueron dentro del póker de ases conformado por Nirvana, Soundgarden, Pearl Jam, y ellos mismos, la banda más metalizada de las cuatro, la más salvaje e irreverente; en definitiva la oscuridad hecha formación.

El título del álbum ya hacía honor a lo que te ibas a encontrar dentro de él, dolor, suciedad, oscuridad; en definitiva lo más extremo del ser humano. Una oda a la drogadicción y en concreto al mundo de la heroína. Todo ello encarnado en su vocalista, el desaparecido Layne Staley, él representaba como nadie el dolor, la depresión y la visión negativa de la vida. Todo ello aderezado con la ingesta y consumo de drogas en la grabación del álbum, como confirmó el propio Sean Kinney, batería de la banda, en una entrevista en 2005, donde aseguraba que en los temas “Down in a Hole” y “Angry Chair”, Staley había consumido heroína y marihuana. El propio guitarrista de la banda, Jerry Cantrell, el actual líder de la formación contaba en los medios con pelos y señales, como todos consumían marihuana junto al productor Dave Jerden, mientras que Layne se metía picos de heroína delante de todos ellos.

En esta época murió debido también al consumo de drogas, el vocalista de Mother Love Bone, Andrew Wood, íntimo amigo de Cantrell. Esta muerte produjo una gran depresión al guitarra de Alice In Chains, haciéndole consumir grandes cantidades de alcohol y medicamentos.

El propio bajista, Mike Starr fue expulsado de la banda al año siguiente por no poder dominar el abuso de drogas, y poner en riesgo el camino de la banda.

Con todo este ambiente comenzó la grabación de este álbum. Los temas del mismo ya estaban elaborados en 1991 casi en su totalidad. Lo primero que grabaron en el estudio fueron una serie de demos llamadas “Dirt Preproduction Demo”. Para lanzarse a elaborar el disco que vería la luz, un 26 de septiembre de 1992, vía Columbia Records.

En lo que respecta al álbum, contiene uno de los comienzos más poderosos que se recuerdan. “Them Bones”, “Dam That River” y “Rain When I Die”, son la energía hecha canciones. El comienzo de “Them Bones”, te deja helado, ese grito sin esperártelo de Layne Staley, te pone en órbita para introducirte en el oscuro universo de la banda de Seattle.

El duo formado por “Sickman” y “”Junkhead” es estelar, con la combinación perfectas de voces y sobre todo con ese riff poderoso a mitad de canción en “Junkhead” solo al alcance de muy pocos.

Entre medio de las dos anteriores canciones, se encuentra la joya de la corona del álbum, nada menos que “Rooster”, un tema increíble, en el que Cantrell relata su relación con su padre y las vivencias de este último en la guerra de Vietnam. Un tema que no falta ya del repertorio en directo de la banda.

“Dirt” y “Godsmack”, bajan un poco el nivel compositivo, pero dentro de una gran nivel como canciones. No son tan densas, es un momento de respiro en este agónico álbum.
Como curiosidad y enlazando con el tema “Hate To Feel”, hay una tema sin nombre, cuyo autor en la letra es Tom Araya, y que sería utilizado por la banda como intro en las actuaciones en directo.

El final del disco es de traca, ahí se encuentra ya el súmmum del álbum. Por un lado la maravillosa “Angry Chair”, con una sección rítmica fuera de este planeta, en un corte donde Layne brilla por encima de todos. Una canción compuesta por él mismo, en done contrapone luz y oscuridad. Por otro lado todo desemboca en un tema opresivo, depresivo y delirante, llamado “Down In a Hole”. El infierno de las drogas mirado cara a cara, es mundo que saca lo peor de ti, y que en muchos casos te lleva hasta la muerte.
El final a modo de dedicatoria a la figura de Andrew Wood, con el corte “Would?”, firma un sello de oro para un disco increíble de principio a fin. Este tema forma parte también de la banda sonora de “Singles”, el film que recogió el espíritu de Seattle, dirigido por Cameron Crowe.

Poco más que añadir. Obra maestra absoluta del rock. Un álbum único para una banda única, en una época única.

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