“Innuendo”, la última maravilla de Queen
Recuerdo perfectamente en que momento de mi vida adquirí este álbum. Fue en el viaje de estudios de BUP y lo compré en cassette en una tienda de discos de Cantabria.
Tener un disco de Queen entre las manos en esa época era todo un acontecimiento. No tenía ni idea de la enfermedad que padecía Freddie Mercury, ni que “The Show Must Go On” era una despedida en toda regla de uno de los mejores cantantes de todos los tiempos; en ese mundo de dulce felicidad en el que me encontraba, este disco fue la banda sonora perfecta.
Después de analizar este álbum con el paso del tiempo, te das cuenta que no es de los mejores de la banda de Queen, pero si está a la altura de un grandísimo disco. Qué duda cabe de que la muerte de Mercury, dio a este trabajo un aura de místico que lo engrandeció mucho. Sin el fallecimiento del divo, hubiera quedado en un disco más que notable en la discografía de la banda. De todas formas “Innuendo” ya estaba marcado desde el principio por la enfermedad de Freddie Mercury, y el resultado final también sería a la postre el testamento de este músico fuera de serie.
No debemos pasar por alto que precisamente la grabación del tema que cierra el disco “The Show Must Go On” fue grabado en unas condiciones muy difíciles, Mercury casi ya no podía sostenerse en pie y mucho menos cantar como lo hacía antes, en un alarde de poderío pudo grabar el tema en una sola toma.
Es un álbum que encierra a momentos estelares, y que en general acertó de lleno en cómo se elaboraron las letras de las canciones. Queen apareció en este álbum con una lírica mucho más madura que en álbumes anteriores, y recuperó algo de la grandeza perdida en la década de los ochenta.
Sacar como primer single una canción como “Innuendo” no fue fácil, un tema variado, con cambios de ritmo raros, una guitarra de corte española por el medio, etc… parecía augurar un fracaso de los británicos… por suerte no fue así.
Nos sorprendió en su momento y ahora también “I’m Going Slightly Mad”, un tema disparatado en el que se aprovechó para poder maquillar a Freddie Mercury para que en el videoclip se pudiera disimular las marcas de su enfermedad. Un corte oscuro pero que buscaba lo jocoso en su planteamiento.
“Headlong” nos congraciaba de nuevo con el rock más fiero de la banda. Un corte que nos demostraba una vez más que cuando se salían de lo comercial y abrazaban sonidos más duros eran igual de buenos.
El corte “I Can’t Live With You” sería a la postre uno de los más flojos del disco. Queen algunas veces se perdía en temas de poca enjundia y de tono algo empalagoso y este es un ejemplo.
Nos abrazamos a Freddie Mercury con la maravillosa balada “Don’t Try So Hard”, una canción arrebatadoramente bella, en la que el divo volvía a demostrar que no había canción que se le resistiera y menos una de este cariz.
La dupla “Ride The Wild Wind” y “All God’s People” funcionaba bien, velocidad en la primera y coros grandilocuentes marca de la casa daban como resultado un buen par de temas que precedían a una de las maravillas del álbum.
“These Are The Days Of Our Lives” es con diferencia lo mejor del álbum junto a “The Show Must Go On”. Una balada maravillosa, triste, que suena a despedida y a la vez nos llama a recrearnos en aquellos días de nuestras vidas que ya no volverán y que nos hicieron felices; escribir esto y escuchar el tema a la vez hace que una catarata de sensaciones caigan sobre mí.
De graciosa podríamos definir a “Delilah” Freddie Mercury dedica esta canción a su gata preferida y se despide a su manera del mundo felino que tanta compañía le hiciera en vida; una despedida gatuna y algo freak.
“The Hitman” se erigía en otro corte de hard rock contundente que creemos que estaba mal posicionado en el disco, en la primera parte del mismo hubiera estado mejor, ya que rompe la magia del final, aun así un tema más que aceptable.
Como prólogo al final del álbum una pequeña joya casi instrumental nos guiaba hasta el final, “Bijou”, la mezcla de los riffs de May junto a la voz de Mercury consigue uno de los momentos más emotivos del álbum.
Uno de los finales de álbum más grandes de la historia. “The Show Must Go On” ha resultado a la postre no solo el epitafio de Mercury, si no el tema que todo el mundo recuerda para saber que pase lo que pase, la vida sigue y hay que seguir luchando. Una canción fastuosa, obra maestra absoluta, en la que Mercury se despide de todos diciéndonos que al fin puede volar y que espera vernos pronto; no se puede acabar mejor una carrera.
Creo que poco más puedo añadir. La última maravilla de Queen, la despedida de Freddie Mercury. El rock tras este álbum ya no fue el mismo, el hueco dejado por Mercury fue y será imposible de llenar; por suerte nos queda su música.