“Cowboys de la A3”, la carretera infinita de Arde Bogotá 

No tenía a este grupo cartagenero dentro de mi radar, y ha sido una grata sorpresa. Me he encontrado con una formación con las ideas muy claras, cultivando un rock fresco y que se hace poco en nuestro país (beben de gente como Foals o Artic Monkeys). En definitiva un grupo de músicos que parecen tener una meta clara: llegar muy alto. 

Su primer álbum editado en 2021, “La Noche”, ya les posicionó como una banda con un futuro muy prometedor y que iba a dar que hablar. Se han hecho fuertes en el directo. No en vano destacan por hacer un vivo demoledor y muy cercano a la parroquia que les profesa adoración absoluta. De la noche a la mañana han pasado a estar en primera línea de muchos festivales con pedigrí de nuestro país.

Llegamos al segundo disco, al más complicado… al de la consagración. ¿Lo han conseguido con “Cowboys de la A3? Creemos que sí. Nos implican en un viaje a modo de road movie para recorrer un camino lleno de sensaciones y emociones. Muy del desierto, de descubrir nuevos sitios y sobre todo con un hilo argumental que lo hilvana todo: el amor. 

El sonido del grupo sigue abrazando un rock sin cortapisas que me recuerda muchas veces a Queens Of Stone Age. Mucho guitarreo, base rítmica contundente y un estilo desafiante en su manera de expresar su música. No se casan con nadie. 

Comienzan con uno de los mejores cortes del disco… “Los Perros”. Una canción hecha para ser coreada en directo desde el minuto uno, y que nos muestra cómo disfrutan con esos paisajes yermos del sureste poniendo como protagonistas a unos perros que no van hacer otra cosa que perseguirles hasta darles capturas. 

Temas de gran factura que nos dan la clave del sonido de la banda los tenemos en la primera parte del trabajo. Muy destacables “Nuestros Pecados” y la gran “Clávame Tus Palabras”. Toda la esencia musical del grupo la podemos encontrar sin problemas en estos cortes tan bien manufacturados. 

Después de abandonar la carretera con el single que da título al álbum “Cowboys de la A3”, nos adentramos en una segunda parte del disco más directa, más a tumba abierta. Todo esto lo corroboran canciones como “Veneno”, “Escorpio y Sagitario” y la preciosa balada “Copilotos”. Se manejan igual de bien en la balada, que en la típica canción rockera que dominan a la perfección. 

La parte final del álbum apela a la nostalgia de manera definitiva. “Flor de la Mancha”, un medio tiempo de aires sureños que nos hacer mirar hacia atrás, hacia amores que ya nunca volverán. Va de menos a más, rompiendo en un rock electrizante y muy dinámico. 

Apelan a las generaciones actuales y sus dificultades con “Todos Mis Amigos Están Tristes”. Todo lleno de referencias e historias de vivencias personales. Un corte que representa ese espíritu descarado y a la vez comedido de una banda decidida a sacrificar lo que sea por llegar a su objetivo. 

No podría haber tenido un broche final mejor este disco. “La Salvación” es de lejos la mejor canción del álbum. Una canción maravillosa de amor, llamada a ser el himno de la banda. Una de esas canciones que marcaran tu carrera. Una preciosa oda a las relaciones personales  que nos hacen bien, a darnos cuenta que el paraíso y la salvación están en las pequeñas cosas: en un beso, en una caricia. Muy grandes. 

Poco más que añadir. Son la sensación rockera del momento en nuestro país. Están llamados a hacer cosas muy grandes… y a ser muy pero que muy grandes. 

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