El año que escuche la canción “Made In Heaven” (Queen) un millón de veces al menos…

Supongo que alguna vez habréis tenido un vecino coñazo obsesionado con un álbum o una canción. Es el típico zumbado que pone una y otra vez en modo repeat, un corte llegando a meterse en tu cerebro la melodía como si fuera un gusano cerebral  sin piedad. Uno de los peores gusanos de este tipo que tengo en mi cabeza es debido a la ingesta sin límite de la canción de Queen “Made In Heaven”.

Os sitúo. Años universitarios, juergas, y más juergas, estudiar y luego más juerga. Una existencia plácida, agotando los últimos años de niñato sin muchas responsabilidades, y posicionándote ya para asumir las grandes hostias que te va a dar la vida. Todo iba bien en nuestro piso de estudiantes hasta que un buen día todo cambió. Era la hora de la siesta, momento de reposo, relax y de repente comienzan a escucharse las fanfarrias de inicio a modo de riff del tema de Queen “Made In Heaven”. Hasta ahí todo normal, una buena canción, una gran banda, el volumen un pelín alto, pero bueno hasta ahí pasable. La pesadilla comienza cuando suena, dos,tres, cuatro, hasta 20 veces pude contabilizar ese día. Los compañeros de piso nos mirábamos atónitos, pensando quién podía ser aquel sujeto. La sorpresa fue mayúscula al darnos cuenta que no era el vecino del piso de arriba, si no el del 6º o sea, 3 pisos más hacia el cielo; os podéis imaginar el volumen que tenía puesto.

Pasaron los días y la pesadilla se repetía todos los días. Siempre a la misma hora, de 20 a 25 veces el tema en cuestión, durante días, semanas, y meses. Fue una canción que nos acompañó ese año en todo lo que hacíamos, la tarareábamos sin parar; estábamos perdidos abducidos.

No tuvimos nunca el valor de subir a ver quién era, nos aterraba pensar que fuera un serial killer y le diera por nosotros. No podíamos atacarle con nuestra música ya que al estar 3 pisos más abajo hubiera sido inútil. De repente un día sin más dejo de sonar, tal como vino se fue, incluso nos sentimos algo huérfanos.

Hoy la he recordado, no he podido evitar ponérmela otra vez y escucharla de nuevo. Una mezcla de asco y melancolía me llenó por dentro; aquí os la dejo:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *