“Leprosy”, la maravilla creada por Chuck Schuldiner
No cabe ni la más mínima duda, Chuck Schuldiner ha sido una figura capital en la evolución de lo que hoy llamamos metal extremo. Su aportación en los pocos años que tuvo en activo, debido al infortunio de su enfermedad, fue capital para entender este movimiento. No solo fue el creador de un género, o principal impulsor del mismo, si no que se encargó de impulsarlo hacía nuevos derroteros y crear nuevos sonidos más allá del death metal.
Una prueba de su genio inconmensurable, fue el segundo álbum de su banda Death, llamado “Leprosy”. Con esta obra consiguió en tan solo 8 canciones reunir lo necesario para estructurar toda una tendencia musical y darle sentido.
El estilo casi autodidacta de Chuck y su gran conocimiento de muchas áreas de la música, le sirvió para crear con Death, toda una cátedra de sonidos distorsionados y extremos, que en un principio parecían un caos incontrolables, y que en realidad escondían la mayor de las corduras dentro del mundo del metal.
El empeño de Chuck, desde su humildad, fue crear un estilo lleno de guitarras feroces, ritmos frenéticos y letras llenas de sangre, para dar sentido a un universo que nacía en el nihilismo, y que tenía como misión ir contra todo.
“Leprosy” se presentó como la evolución natural de su álbum debut “Scream Bloody Gore”, este álbum se grabó de manera cruda y sin casi producción y presentó la imagen más descarnada de la banda. “Leprosy” goza de una mejor realización y el sonido de la banda lo agradece.
Un álbum creado casi como un conjunto indisoluble. 8 temas abrasivos, salvajes, y de mirada perversa, que comienza a dibujar la grandeza de la banda, y a perfilar como sería el género en un futuro.
En este álbum Chuck comienza a virar hacia un sonido más técnico, base de lo que sería el Technical Death Metal del que también sería precursor.
Schuldiner era el completo hombre orquesta en este álbum. Voz, guitarra e incluso bajo estaban bajo su batuta. Contó con el apoyo a la guitarra de Rick Ross y a la batería Bill Andrews, en los títulos de crédito aparece como bajista Terry Butler, pero su participación sería solo testimonial.
En lo musical podemos resaltar como desde el comienzo, la homónima “Leprosy” te revienta la cara, y no te deja vivo. Un comienzo así solo te hace presagiar que lo que te vas a encontrar no es de este mundo, y así lo demuestra en otros cortes como: “Born Dead”, “Left To Die”, o la tremebunda “Pull The Plug”, con cambios de ritmo de nivel estratosférico.
Echamos de comer a parte “Forgotten Past”, un tema de una calidad insultante, que mostraba todo el genio compositivo de Shuldiner. Sección rítmica brutal, con unos riffs importados directamente desde el infierno; una obra maestra sin paliativos.
Un álbum que en lo compositivo puede resultar algo machacón, pero que serviría para enseñar el camino de generaciones futuras y como debían enfrentarse al especializado mundo del metal extremo.
Por último comentar la portada de Edward Repka, una ilustración mítica que le dio al álbum una dimensión aún mayor.
De esta banda surgieron Paul Masvidal (guit), Sean Reinhert (batería) y Sean Malone (bajo y stick), por ejemplo, quienes formaron junto al guitarrista Jason Gobel la agrupación Cynic, responsables de un álbum extraordinario: “Focus” (1993), que es una mixtura increíble de Death Metal, Jazz Fusión, Progresivo, etc. con un nivel técnico fuera de lo común.
Hoy en día Cynic está en una nebulosa, y sus últimas producciones (que también son increíbles) están más cerca del metal progresivo, pero AQUEL ÁLBUM FUE PILAR FUNDAMENTAL PARA EL DEATH METAL TÉCNICO… Y TODO SE GESTÓ EN DEATH.