Tino Casal que estás en los cielos

Hace unos días caminando por mi ciudad, salió por casualidad en el Ipod que llevaba, el tema “Eloise” originario de Barry Ryan que tan brillantemente versionó Tino Casal. Me quedé pensando en qué hubiera pasado si este gran artista hubiera nacido en Londres, por poner un ejemplo, estoy seguro que se le recordaría como a un grande. Nacer en este país conlleva pasar al olvido más absoluto en cuestión de segundos, sobre todo si tenemos en cuenta la gran incultura musical que campa a sus anchas por los cuatro costados de la piel de toro. Por tanto me he decidido a rendirle un muy merecido homenaje a uno de los artistas más originales, y brillantes que hemos tenido la suerte de tener en este país.

Una desgraciada madrugada del sábado al domingo del 22 de septiembre de 1991, un accidente de tráfico nos dejó huérfanos a todos nosotros de una figura única en el panorama musical nacional. Tino Casal se encontraba en el momento más dulce de su carrera, tras afrontar un accidente que derivó en una complicada enfermedad que le tuvo apartado de los escenarios durante tres años. Su huella en la música de nuestro país es apabullante. Una persona adelantada a su tiempo, visionario, extravagante, que como los grandes, no dejaba indiferente a nadie. Su gran aportación estriba en ser un artista multidisciplinar, al aunar en su persona las facetas de productor (llegó a producir entre otros a Obús en sus dos primeros discos), cantante, compositor, pintor, escultor, etc… en definitiva todo Leonardo Da Vinci de su época.

Sus comienzos fueron en su tierra natal (Asturias) con la famosa formación Archiduques, con la que ya se empezó a foguear como artista. Este grupo se le quedaba pequeño, sus aspiraciones eran mayores y su gran acierto fue encontrarse con el periodista-productor Julián Ruíz, con el que conseguiría todos sus éxitos. El unirse a Ruiz hizo que su figura se engrandeciera y grabaran un pelotazo en forma de disco llamado “Neocasal” (1981), uno de los discos más originales del pop español de la década de los 80. Su primer single “Champú de Huevo” subió como la espuma en las listas de éxitos convirtiéndose de la noche a la mañana en un referente del pop electrónico nacional.

Su estética también contribuyó a adquirir una gran fama. En una España recién salida de la transición aparecía un tipo vestido de manera barroca, extravagante, trayéndonos el glam más atrevido a los vírgenes ojos españoles.

Su gran éxito, si quitamos “Eloise”, fue “Embrujada” canción espectacular que fue acompañada de un vídeo fantástico y que encumbró a Tino Casal en lo más alto del panorama nacional. Su segundo disco “Etiqueta Negra” (1983) en el que se incluye este tema, ratificó la buena racha ya comenzada en 1981. Cuenta Julián Ruíz que esta canción se quiso grabar en inglés para hacerlo un hit mundial, el sello EMI así lo quería y con esa intención fueron a los Townhouse Studios para grabarla en inglés junto a Steve Lillywhite, y Hugh Padgham ingeniero de Peter Gabriel, y Sting entre otros. La llamaron finalmente “Bewitched”.

En 1984 llegó “Hielo Rojo” y el temazo “Pánico en el Edén” tema que se popularizó por formar parte de la banda sonora, de la Vuelta Ciclista a España de ese mismo año.

Debido a un esguince mal curado que derivó en una necrosis, Casal tuvo que estar más de tres años fuera de combate, truncando su carrera de manera momentánea. Su vuelta al ruedo fue colosal, con el álbum “Lágrimas de Cocodrilo” (1988). Este trabajo contenía temas como “Oro Negro”, (que también formó parte de la banda sonora de la Vuelta Ciclista a España en 1990), y la brutal “Eloise” versión de un tema de Barry Ryan. “Eloise” junto con el corte “Volcán” se grabaron en Londres en los míticos estudios Abbey Road, junto a Andrew Powell y a la London Philarmonic Orchestra. La producción fue espectacular, muy adelantada a su tiempo para lo que se oía en nuestro país, todo cuidado al mínimo detalle como le gustaba al artista asturiano. “Eloise” fue número uno durante varias semanas, siendo considerado por diferentes medios de comunicación single del año. Tema a su vez versionado en nuestro país, por artistas como Leo Jiménez que realizó una revisión muy metalera del tema en el disco “Tercer Acto” Stravaganzza (2007). La letra del tema fue reescrita por Casal dándole un sentido más directo y atrayente.

Llegamos a 1990, Tino Casal lanza el que sería a la postre su último álbum llamado “Histeria”, en el que además de destacar el tema que da nombre al disco, realizó dos grandes versiones, una de ellas de Roberta Flack, el archiconocido “Killing Me Softly With His Song”, que se tituló “Tal Como Soy”, y por otro lado el éxito de The Human League, “Don’t You Want Me”, que se llamó “No Fuimos Héroes”.

Y así volvemos al principio del artículo y al final de la carrera y vida de Tino Casal. Como ya hemos dicho el 22 de septiembre de 1991, el coche en el que iba junto a otros tres amigos se salió de la carretera, en concreto en el km 4.500 de la M-500, estrellándose contra una farola con tan mala suerte, que la parte del copiloto donde estaba Tino Casal quedó literalmente destrozada.

Paradojas de la vida al día siguiente de su muerte, se lanzó al mercado un grandes éxitos del artista, que sirvió de triste epitafio a una carrera musical muy grande.

Con la muerte de Casal se nos fue una de las figuras más importantes de la música contemporánea de nuestro país. Su legado sigue ahí, inalterable con el paso del tiempo. Muy poco reconocido eso sí, pero para eso ya estamos algunos locos de la música; nunca le dejaremos en el olvido.

 

 

 

 

 

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