“Nevenka”, sola ante el patriarcado

Recuerdo perfectamente ver el caso en televisión. Recuerdo el revuelo. Recuerdo lo sorprendida que estaba la gente ante un escándalo de ese calibre, y sobre todo que se hubiera denunciado; al fin y al cabo, lo que se denunciaba era algo muy común en esos tiempos.

La docuserie producida por la periodista Ana Pastor a través de Newtral y dirigida por Maribel Sánchez-Maroto, nos relata el infierno que tuvo que pasar Nevenka Fernández por ser una joven concejala del ayuntamiento de Ponferrada (León), y conocer allí al alcalde Ismael Álvarez que fue condenado por delito sexual hacia ella, en uno de los juicios más mediáticos que se recuerdan.

El documental se centra sobre todo en la época en la que todo sucedió. En cómo un pueblo se levantó en armas contra una joven, al negar la evidencia, y el acoso a la que estaba siendo sometida. Frases como “a mí no me acosan, si yo no quiero”, fueron el estandarte arrojadizo hacia la figura de Nevenka para desprestigiarla e intentar tirar su relato por tierra.

Nevenka busca en este testimonio decir su verdad, aquella que se le negó aún ganando el juicio. Nadie la quiso escuchar, nadie pensó en sus sentimientos, en cómo se sintió como persona. Un juicio en el que se tuvo que apartar al Fiscal, por las consideraciones machistas que vertía sobre ella. Interrogatorios llenos de preguntas capciosas, y con doble sentido para hacer ver que no era nada del otro mundo lo que había pasado. “Las cajeras del supermercado se tienen que aguantar si le tocan el culo, usted no”, estás eran algunas de las lindezas que soltaba el señor Fiscal. Este “buen” hombre era nada más que el reflejo de una sociedad patriarcal, acostumbrada a que la mujer podía ser acosada, vejada y manoseada como si fuera un objeto y no tenia por qué pasar nada. Además si la afectada se sentía molesta, era ella quien debía parar el ataque. La mirada se ponía en la víctima, se culpabilizaba su existencia, el verdugo salía de rositas.

Hay que destacar por encima de todo la valentía de Nevenka para hacer el documental. Desnuda su alma, y a modo de catarsis ajusta cuentas con todo el mundo, no buscando venganza, sino todo lo contrario: paz. La mirada de la protagonista nos va guiando por un relato terrible, que apostillado por Juan José Millás, periodista y escritor que cubrió el suceso, su abogado, terapeuta, periodistas de Ponferrada y compañeras políticas, crean la atmósfera adecuada para que sintamos la vergüenza y el miedo que ella tuvo que soportar ante una sociedad embrutecida que solo se plegaba ante el poder.

Todavía hay mucho camino que andar en este tema. Nevenka fue la precursora en nuestro país del #Metoo y el “yo sí te creo”. Su extrema valentía estriba en hacer lo que hizo, no solo por ella, sino para que no se volviera a repetir en otras mujeres. Un gesto que casi acaba con su vida, pero que por suerte el tiempo le ha recompensado habiendo encontrado su lugar, sin miradas hostiles que la señalen.

El estilo del documental más cercano al reportaje de investigación, no se centra en el morbo, busca la luz de Nevenka para alumbrar con su testimonio a otras mujeres. Es un rayo de esperanza para todas aquellas personas que han pasado y siguen pasando por ese infierno y creen que no hay salida. Nevenka muestra el camino, un camino duro, casi un infierno. De todos nosotros depende de que no tenga que ser así, de que de una vez por todas el patriarcado deje de arrinconar a sus víctimas y sobre todo que desparezca para siempre.

Plataforma: Netflix.

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