Revisando mi discoteca: “Heartbreak Station” (Cinderella)
El otro día repasando mi discoteca, pensé que cada uno de los discos que tenía significaban algo para mí. Todos ellos tienen una historia detrás, sensaciones, recuerdos etc… no estaría mal darles una nueva oportunidad a modo de reseña. A partir de ahora revisitaré discos que estén en mi modesta discoteca mediante una especie de reseña vintage; al fin y al cabo son los discos de mi vida.
Comenzamos con un discarral único, nada menos que “Heartbreak Station” de Cinderella. Este álbum de Tom Keifer y cía significó el punto de mayor popularidad de la banda norteamericana.
1990 daba el pistoletazo de salida a una de las décadas, sobre todo sus primeros 5 años, más prolíficas en lanzamientos de alto nivel, que decir de los años 91 y 92. En esta época el rock norteamericano vivía una segunda juventud, y bandas como Bon Jovi, Poison, Warrant, Extreme o los propios Cinderella se posicionaban en lo más alto de las listas.
Cinderella era un grupo que apelaba a la fusión del rock sureño con toques hard; todo muy de escuela angelina, pero con un toque incluso de aroma country que les hacía diferentes.
La voz de Keifer siempre me había maravillado. Descubrí a Cinderella por una cinta grabada que me pasaron de su anterior disco “Long Cold Winter”. Fue un álbum que me gustó bastante y me dejó con ganas de más.
Conocí la publicación de “Heartbreak Station”, gracias al pedazo de video que se marcaron con el tema “Shelter Me”, un alocado clip con Little Richards como protagonista, en la que se nos mostraba un estudio de televisión donde se recogían donaciones por una presunta colecta benéfica; todo muy divertido y alocado para un tema de diez sobre diez.
Comenzar un álbum con “The More Things Change” no está al alcance de cualquiera, te entra en la cabeza y no sale en un buen rato. Un corte perfecto para abrir la fiesta de Cinderella.
Me gustó mucho la variedad del álbum, además de la festiva “Shelter Me”, y la balada que da nombre al disco, son capaces de marcarse puntazos en cortes como “Love’s Got Me Doin’ Time”, donde todo rezuma a fusión de funk y rock, “One For Rock And Roll”, con su estilo rozando el country rock, o la desértica “Dead Man’s Road”.
Para el final me gustaría recordar la rockera sin complejos “Sick For The Cure”, donde la banda se nos muestra heredera de bandas como The Kinks, The Rolling Stones o la Credence.
Fantásticos recuerdos me trae este álbum, un disco que siempre estará dentro del Olimpo de mis álbumes preferidos.