Crítica: “True North” – Borknagar
No hay disco malo de Borknagar, desde su fabuloso debut trve de 1996 hasta su último “Winter Thrice” (2016) nos han ofrecido un amplísimo manual de cómo experimentar con el black sin cruzar las delicadas fronteras del avantgarde, el folk, el viking o el progresivo. Han sabido bordear estos limites por el interior a base de sutileza y mucha pasión, mostrándonos como sienten el poder de la naturaleza y la mística que les rodea sin ningún tipo de complejo.
La banda en su última etapa (“Universal”, “Urd” y “Winter Thrice”) y tras el regreso de ICS Vortex expulsado de Dimmu Borgir, se había instalado en la zona de confort y empezaba a perder el factor sorpresa en cada una de sus excelentes publicaciones. Siempre mostrando detalles de calidad e innovación, necesitaban un golpe de efecto más grande para evitar la posibilidad de ancasillarse o peor aún, hacerse previsibles.
“True North” marca un claro movimiento y pinta a nueva etapa en la sonoridad a la que nos tenían acostumbrados, en gran medida por la marcha de Vintersorg (voz) y Jens Ryland (guitarra), piezas clave en la trayectoria de la formación. No puedo ocultar que probablemente no echaré de menos al vocalista y su obsesión cósmica que eclipsaba el talento de Vortex en los discos que compartieron. Aquí reside para mí la grandeza de “True North”, donde encontramos un Vortex optimizado y completamente inspirado, además de un Lazare compartiendo el protagonismo que llevaba años mereciendo. Disco que no pasará a la historia como su mejor, pero es el disco que necesitaban.
Da buena cuenta “Up North”, tema compuesto exclusivamente por un Vortex donde da rienda suelta a su creatividad en uno de los mejores temas de este álbum. Canta como nunca, multiregistro espectacular y una locura de composición donde el clásico hammond de Lazare empasta maravillosamente con la cabalgada de ese ride que te conduce directamente a la estrella del norte. Un viaje de desvarío y virtuosismo progresivo donde encaja cualquier velocidad y ritmo, un temarraco que supera a los otros dos buenos temas compuestos y escritos por Vortex para Borknagar con anterioridad, “Frostrite” y “Ad Noctum”.La figura de Lazare siempre ha sido importante y suponía un contrapunto a Borknagar(valga la redundancia) con la creación de piezas alejadas de lo extremo como “Panorama”, “The Beauty of Dead Cities” o la joya “Inner Landscape”. Además de alabar su buen hacer a las teclas, destaca sobremanera en el apartado vocal y suma en todos los temas en los que interviene, especialmente en “Voices” y “Lights”, el primero un canto intimista donde sin mucha floritura consigue transmitir diferentes emociones con sabor ancestral y en el segundo, con ramalazo Ghost, oscuridad del bosque de Suldusk y riff principal a lo Paradise Lost nos demuestra que desde un punto de vista preciosista se pueden componer temas blackened, cabriola made in Borknagar con final flojo.
Dentro del disco encontramos temas más identificables o que dan continuidad a “Winter Thrice” como la formidable “Fire That Burns” donde vuelve a sobresalir la dupla Lazare/Vortex pero esta vez toda la banda contribuye a crear una atmósfera mística en torno al fuego donde en cada uno de los contratempos te ves sorprendido por guitarritas limpias, trémolos trepidantes, coros majestuosos o un bajo vacilón. Al igual que en “Thunderous”, tema que abre el disco sin compasión pero que da respiros continuos, respiros en los que sabes que algo bueno va a dar sentido a la cancion, bien sea una cabalgada black, un moog o una cortinilla de mandolina para acabar desvaneciendose en una melodía donde bajo y batería podrían tocar hasta que parase de llover, momento en que cierra este tema de más de ocho minutos que se pasa en dos.Aunque para tema largo, el más largo de su carrera de hecho, “Tidal”, un tema que no es todo lo progresivo que podría y llega a hacerse un poco bola. Eso sí, el mejor black del álbum se encuentra en esta pieza que cuenta con voces sucias, arpegios y blastbeats increíbles aunque muy breves, además del poco de viking/pagan que tiene “True North”.
Temas que brillan menos como “Into the White” donde las voces sucias están metidas con calzador, nos deja detalles con logradas voces limpias dobladas, ese ride que tanto me flipa y algo de palm mute para dar algo de pesadez pero que no evita que el tema sueñe moñas. Efecto contrario en “Mount Rapture” donde los Simon & Garfunkel del black dan continuidad a un tema que cuenta con la épica de los tiempos de Vintersorg (llamadme loco pero la voz sucia me parece la de él) donde pesadez y armonía se dan la mano, gracias al espléndido hammond, en un buen tema de black progresivo.
Por último “Wild Father’s Heart”, balada con cuerdas en memoria del padre de Øystein Brun, corazón y alma de Borknagar. Brun, cual John Schaffer, desde la sombra controla hasta el más mínimo detalle de su banda, esta vez más sensible que nunca.
Desde Bergen, después de 11 discos y 25 años de trayectoria, Borknagar vuelve a demostrar que existe otra Noruega, o mejor dicho, otro black noruego, el true con U, el black que emerge de los confines del planeta, donde mar y montaña contraen matrimonio bendecido por las estrellas con la nieve como único testigo.
Sello: Century Media
Pedazo de album