Una carta con destino equivocado y John Lennon
Vivimos en un mundo en el que escribir una carta con tu puño y letra ha dejado de hacerse. Antes era de suma importancia recibir una misiva de alguien. Sabías que importabas a esa persona, tenías la constatación de que había utilizado parte de su tiempo para pensar en ti y decirte o contarte cómo se sentía, preguntar por ti y acercase a tu mundo aunque fuera por medio de unas letras escritas en un papel.
Ahora todo eso ha cambiado. La frialdad de la tecnología, el devenir de estos locos tiempos que no nos dejan ni respirar, la inmediatez con la que queremos todas las cosas, convierten escribir una carta a mano algo ya casi del pleistoceno.
Hago toda esta introducción para significar la importancia que ha tenido para la humanidad la correspondencia. Ha unido y destruido relaciones, ha ayudado a millones de personas a seguir con su vida en un momento malo, en definitiva las cartas han sido el motor de vida para mucha gente.
Esta historia nos sitúa en 1971. Un tal John Lennon se sienta en una mesa, coge un papel y se dispone a escribir una carta a un desconocido. Lennon había leído en una revista de música llamada ZigZag una entrevista a un músico llamado Steve Tilston. En ella el artista se preguntaba si la fama y el dinero podrían influir negativamente en la composición de su música, si ya dejaría de ser auténtico. Lennon quedó impactado con estas reflexiones y le escribió una carta en la que ponía lo siguiente:
“Ser rico no cambia tu experiencia en la forma en que piensas. Básicamente, la única diferencia es que no tienes que preocuparte por el dinero, la comida, el techo, etc., pero todas las demás experiencias, emociones, relaciones, son las mismas que las de cualquiera. Yo lo sé, he sido rico y pobre, al igual que Yoko (rico-pobre-rico). Así que, ¿qué te parece a ti? Con cariño, John y Yoko”.
La carta que también firmó Yoko Ono fue enviada a la revista ZigZag. ¿Qué pasó con esa carta? No llegó a su destinatario. Un empleado de la revista la retuvo y posteriormente la vendió a un coleccionista. Aún así el final de la historia guarda un final feliz.
Tras 34 años sin llegarle la carta a Steve Tilston, un coleccionista norteamericano al hacer con la carta no dudó en buscar y ponerse en contacto con el músico para hacerle llegar la carta que en 1971 le escribió John Lennon. Tilston pudo leerla en el año 2005. 34 años sin un destino correcto, 34 una letras vagando por el mundo sin encontrar a su correcto destinatario. Tilston no pudo comprobar en sus carnes lo de ser rico o famoso, pero ¿qué es ser rico? ¿Alguién puede dudar de que recibir una carta de Lennon no te hace ser el más rico del mundo? Algo tan especial no tiene precio, y sobre todo si quien intenta contactar contigo es alguien tan grande como Lennon.
Cartas, letras llenas de sentimientos que no deberían perderse, deberían estar siempre presentes entre nosotros para recordarnos al menos que en algún momento de nuestras vidas le importamos a una persona.